Los grandes eventos, por José Luis Pichardo

La celebración de los eventos de masas, dígase competiciones deportivas de primer nivel como Mundiales de Fútbol, campeonatos del mundo de Fórmula 1 y Moto GP, Juegos Olímpicos, Copa América de Vela, etc…son considerados por el sector turístico como una estupenda oportunidad para posicionar un destino y convertirlo en un gran foco de atracción y oportunidades.

Por este motivo, ningún profesional del turismo va a ver con malos ojos como una ciudad o país pueda apostar por un gran evento que tenga una repercusión mundial. 

Y si a ello, les podemos sumar las giras de grandes artistas musicales o festivales multidisciplinares, etc.. que suponen, si tienen continuidad, una cita ineludible para los fieles de cualquier fenómeno de masas, todavía tendremos más bazas a nuestro favor.

Además, y esto es lo más relevante para las administraciones públicas a la hora de apostar por eventos de estas características, el posicionamiento nacional e internacional a medio – largo plazo se convierte en la pieda angular de un desembolso económico que suele ser importante, pero cuya repercusión a futuro aún no ha podido ser medible y siempre es discutible.

Es decir, si Valencia, por ejemplo, celebró la Copa América de Vela en los años 2007 y 2007, con unas prerregatas que arrancaron en 2005, u organizó sobre 2008 el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 con varias ediciones, el resultado y efecto posterior lo estamos notando justo después de la pandemia, cuando la ciudad recibe miles de estadounidenses sin tener ni siquiera un vuelo directo con EE.UU en el año 2024.

Por ello, esta repercusión resulta innegable, porque más allá del potencial enorme de España como destino turístico mundial cada ciudad o autonomía sigue su propia estrategia para convertirse en un polo de atracción de primer orden.

Pero para que ese fenómeno de atracción se produzca, hay que trabajar en turismo con muchos años de previsión a medio o largo plazo, celebrando eventos de diversa índole o siendo capaces de vender la excelencia turística en un mercado global hipercompetitivo.

También es cierto que en España o la Comunitat Valenciana en particular, tenemos el innegable atractivo del sol y playa y por supuesto, de nuestra gastronomía. 

Pero es igualmente cierto, que si a ello le sumas el poder recuperar una America´s Cup que se fue a Barcelona por empeño de Ribó, sigues consolidando en la élite mundial nuestras pruebas atléticas como el Maratón como referente o el campeonato del mundo de Moto GP tendremos mucho ganado para las próximas generaciones como gran destino.

Y sí, no a todo el mundo le gustan los grandes eventos o las masificaciones, no solo en la Com Valenciana sino que lo hemos visto recientemente en Canarias, y tampoco le gusta a muchos ciudadanos tener que invertir sus impuestos en los cánones de los grandes eventos.

Pero la tozuda realidad es que el turismo genera entre un 14 y 16% del PIB español o por autonomías, que los cánones los pagan todas las administraciones sin excepción, por lo que siempre soltarnos la leyenda negra de la gestión a los valencianos no cuela, y que algunos habitantes de las ciudades no quieren renunciar al turismo, pero con “otro modelo”.

Algo que suena bien para buscar modelos alternativos a la masificación.

Pero en un país de servicios como España, donde el turismo nutre a todas las autonomías de una manera notable por nuestro clima, gastronomía y patrimonio cultural, pensar en que la industria se pueda acercar a ese PIB de enorme impacto, resulta casi una utopía, a pesar de tener a la automoción, cerámica, construcción etc también como grandes aliados.