El papel de las comisiones falleras en las Fallas 2025

Se acercan las Fallas 2025, y una vez más, las comisiones falleras se sitúan en el epicentro de la fiesta. Son ellas las que sostienen el alma de nuestra tradición, las que trabajan durante todo el año con una pasión inquebrantable. Pero también son ellas las que, en demasiadas ocasiones, quedan atrapadas en una maraña de intereses, burocracia y una visión demasiado cerrada de lo que podría ser la evolución de la fiesta.

Las Fallas han cambiado, la sociedad ha cambiado, pero, ¿lo han hecho las comisiones? En algunos casos, sí. Existen iniciativas que buscan abrir la fiesta a nuevos públicos, hacerla más inclusiva, apostar por la sostenibilidad o modernizar sus estructuras. Pero en otros, seguimos viendo cómo el peso de lo «de toda la vida» impide que las Fallas den un salto necesario hacia el futuro.

La falta de transparencia en la gestión económica de algunas comisiones sigue siendo un problema, al igual que la rigidez de ciertos sectores que rechazan cualquier cambio que desafíe la tradición más rancia. La fiesta es de todos, pero a veces, pareciera que solo pertenece a unos pocos.

Además, la relación entre las comisiones y la administración sigue siendo un tira y afloja constante. Se piden ayudas, pero no siempre se rinden cuentas con la claridad que la ciudadanía merece. Se exigen mejoras, pero muchas veces no se busca la autocrítica necesaria para entender que la fiesta también debe adaptarse a los nuevos tiempos.

Las Fallas son un espectáculo, una tradición, una manifestación cultural de valor incalculable. Pero también deben ser una fiesta abierta, autocrítica y en constante evolución. Si las comisiones falleras quieren seguir siendo el corazón de las Fallas, deben preguntarse a sí mismas si están haciendo todo lo posible para que la fiesta no solo sobreviva, sino que brille con más fuerza que nunca.