Trump redobla su pulso comercial con China y amenaza con un arancel del 104%

En una nueva jornada de alta tensión comercial, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha celebrado la disposición de Japón a negociar en Washington, al tiempo que ha elevado su confrontación con China. Tras las represalias chinas a sus aranceles, Trump ha amenazado al presidente Xi Jinping con imponer aranceles adicionales del 50%, lo que supondría una tasa total del 104%. Paralelamente, ha desestimado la propuesta de la Unión Europea de eliminar aranceles a los bienes industriales, sugiriendo que la UE compense el déficit comercial bilateral comprando energía estadounidense. «Van a tener que comprárnosla», afirmó.

Durante un encuentro en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Trump desmintió los rumores de una tregua arancelaria de 90 días para todos los países excepto China. Esta especulación había provocado un breve repunte en las bolsas tras un inicio de jornada con fuertes pérdidas. «No estamos considerando eso», declaró Trump, quien volvió a arremeter contra la Unión Europea en un discurso cargado de afirmaciones controvertidas.

A pesar de la creciente presión de los mercados en caída, las previsiones de recesión y las críticas incluso dentro de su propio Partido Republicano, Trump parece decidido a mantener su postura en la guerra comercial, en la que ha invertido gran parte de su capital político.

El presidente estadounidense busca negociar desde una posición de fortaleza, pero la firme respuesta de China lo coloca en una encrucijada. Aumentar aún más los aranceles podría agravar las consecuencias negativas de la guerra comercial, como el aumento de precios y la desaceleración económica. Sin embargo, ceder ante las represalias chinas podría debilitar su estrategia frente a otros países. Por el momento, Trump se mantiene en un terreno de amenazas, dispuesto a infligir un «escarmiento» a China, incluso a costa de posibles perjuicios para su propia economía.

En un mensaje en su red social, Trump arremetió contra las represalias chinas, calificándolas de «aranceles ya récord, aranceles no monetarios, subvenciones ilegales a empresas y manipulación masiva de divisas a largo plazo». Advirtió que si China no retira su aumento del 34% para el 8 de abril de 2025, Estados Unidos impondrá aranceles adicionales del 50% a partir del 9 de abril, dando por terminadas todas las conversaciones con China.

Trump ya había impuesto aranceles del 20% a productos chinos por el fentanilo y un 34% bajo la denominación de «aranceles recíprocos». La nueva amenaza elevaría las tasas a un total del 104%. En sus declaraciones junto a Netanyahu, Trump mantuvo un tono similar.

Posible llamada

China, por su parte, percibe tanto amenazas como oportunidades en la postura estadounidense, pero el presidente Xi Jinping no ha mostrado disposición a ceder ante las tácticas de Trump. La administración estadounidense parece estar esperando una llamada del líder chino, pero hasta ahora, Pekín ha mantenido su firmeza.

A diferencia de la respuesta de Canadá y México ante los primeros aranceles de Trump, China ha optado por mantener el pulso, consciente de su significativo superávit comercial con Estados Unidos, aunque también valorando las implicaciones a nivel global.

A pesar de la escalada verbal, Trump afirmó tener una «gran relación con el presidente Xi» y expresó su esperanza de que siga siendo así, dejando entrever una posible vía para la negociación en el futuro. «Con suerte, nos llevaremos bien con China. Si lo hacemos, genial, y si no, también está bien», concluyó el presidente estadounidense.