El turismo y los aranceles

El reelegido presidente de EEUU, Donald Trump, ha provocado la mayor zozobra mundial en los mercados bursátiles, solo comparable a la pandemia del covid, la guerra de Ucrania e incluso y aunque haya transcurrido un siglo, al crack del 29 en el pasado siglo XX con la aplicación de aranceles, emulando precisamente esta media anti comercial de siglos anteriores. Una estrategia que pocos entienden, empezando por una buena parte de su gabinete, su partido republicano e incluso de aquellos que le votaron para ser máximo mandatario norteamericano por segunda vez en su polémica trayectoria.

De hecho, el impacto económico ha sido de tal magnitud q el hasta hace poco su «protegido» y especie de empleado en la sombra, Elon Musk, ha tenido que separarse de la Administración Trump al comprobar como su empresa fetiche, Tesla, perdía un 71% de capitalización, lo que se tradujo en 600.000 millones de dólares y unos beneficios en 2024 que apenas rebasaron los 400 millones de dólares. Con este bagaje, Trump ha ido aplicando aranceles a diestro y siniestro que han ido desde un 10 a un 20, 25% para diversos países o la UE, hasta el 245% con el que pretendía gravar su producción a China, para mermar su trayectoria ascendente como potencia pujante por índice manufacturero a escala mundial.

Un objetivo que es el que realmente perseguía Trump, ya que el gigante asiático es competidor directo de las grandes tecnológicas norteamericanas. Y el órdago hacia la UE, por ejemplo, pretende contrarrestar las fuertes sanciones que han recibido gigantes como Google o Meta entre otros, por vulnerar el marco de la competencia a nivel europeo. Así las cosas, y con semejante panorama, resulta fácil entender que la España de nuestros días, la UE en general se caracteriza por un modelo de empobrecimiento con poca industria, salvo Alemania, Francia e Italia que difícilmente puede competir ya y sobre todo en el futuro con el gran poderío industrial chino.

Así, España sufrirá bastante en los próximos años al ver deteriorado su papel como segundo fabricante de automóviles en Europa, un sector agroalimentario ahogado por los precios y con grave perjuicio para los agricultores o cerámica o calzado entre muchos otros ejemplos. Un panorama que no invita a ser optimistas a corto plazo y que afecta de lleno a los sectores mencionados, ya que una gran parte tienen su sede en territorio valenciano. Sin embargo, como dice el refrán, mientras hay vida hay esperanza. Y ésta surge sin duda, desde el turismo.

El gran motor de nuestra economía, ya que representa tanto el 16% del PIB español como valenciano, y que tiene la particularidad de librarse de los temidos aranceles de Trump, pero esto no implica q el sector pueda resentirse paulatinamente, toda vez que aquellos trabajadores o directivos de empresas internacionales vayan viendo mermado su poder adquisitivo como una consecuencia directa de la rebaja de ventas, debida a las medidas arancelarias impulsadas por la administración norteamericana. Pero es cierto igualmente, que para notar esos efectos queda tiempo. Y de momento, estamos más cerca de que estadounidenses anti Trump, canadienses o mexicanos cambien su habitual destino en EEUU por apostar por el turismo en Europa y más en concreto por países como España, Francia e Italia con los que compartimos el liderazgo mundial del sector, incluidos, aunque algo más rezagados, los Estados Unidos de América.

Por tanto, España y Europa, y por supuesto, regiones como la valenciana tienen la gran oportunidad de cimentar aún más su crecimiento turístico, y así dar la sensación de que «robarán» miles de turistas a EEUU ante el órdago de Trump. Así al menos, tendremos un sector estable con el que sustentarnos, toda vez que Sánchez ha movido pieza con el rearme q le pide la OTAN, EEUU o o la UE y ese famoso 2% del presupuesto, que por cierto, no tiene el Gobierno, y que nos permitirá respirar de una manera sólida en los próximos años y aunque estemos castigados por la debilidad de una industria histórica que debemos relanzar, pero no a cualquier precio.

Entendiendo al presidente Trump

Que el presidente Donald Trump no es entendido en Europa es una obviedad. No se entiende al presidente Trump en Europa por los filtros que

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