València, 2 may (EFE).- Los aportes principales de agua al barranco del Poyo (Valencia) el 29 de octubre, día de la dana, se produjeron por los barrancos de Horteta y Gallego, aguas abajo del caudalímetro de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), y la riada pudo triplicar o más los 2.000 metros cúbicos por segundo que llevaba el primero.
Así lo recoge un artículo divulgativo con un resumen de las conclusiones de un informe que está elaborando la Universitat de València, Aemet y Avamet y que se publicará en la revista ‘Investigaciones geográficas’ de la Universidad de Alicante, según informan a EFE fuentes de la autoría del informe, que han destacado que el medidor de la CHJ se encontraba en el término municipal de Riba-roja de Túria (Valencia), mientras que los barrancos de Horteta y Gallego desembocan en el Poyo aguas abajo del caudalímetro.
La hipótesis principal afirma que los aportes principales se produjeron por los barrancos de Horteta y Gallego, que desembocan aguas abajo en el barranco del Poyo, y se plantean dos posibilidades: una apunta que los picos de Horteta y Gallego y parte baja del Poyo (la que rompió el aforo con 2.000 m3/s) fueron simultáneos, y entonces la riada pudo triplicar o más esa cantidad, y la segunda afirma que golpeó primero Horteta en la primera avenida y seguidamente lo hicieron Gallego y Poyo media hora o una hora después en una segunda avenida.
El jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat Valenciana, José Ángel Núñez, ha explicado que la hipótesis principal, y así lo confirman las declaraciones de la alcaldesa de Paiporta que alertaron del desbordamiento del barranco del Poyo, se centra en que los aportes principales se produjeron por «los hermanos menores» de este.
El de Horteta confluye con el Poyo en Torrent justo antes del punto apical del gran abanico aluvial en el que se produjo la riada, que fue tan grande que se desbordó ya desde este punto, inundando toda la llanura tanto al norte como al sur del barranco.
Su magnitud se ha extrapolado desde el aforo del Poyo en el Pla de Quart, que llegó a registrar 2.283 m3 /seg, antes de romperse a las 18:55 horas. Se ha llegado a hablar de picos de más de 2.500 m3 /seg en algún instante y se ha dado a entender, con ello, que el responsable principal y casi exclusivo era el Poyo, pero tanto el barranco del Gallego, como el de Horteta, aportan sus aguas al Poyo después del aforo, y su caudal no pudo ser medido, según explica el informe.
Según las hipótesis elaboradas por el análisis de la temporalidad y distribución espacial del volumen de las precipitaciones, los aportes de precipitación de 16 a 19 horas en la parte de cuenca aguas abajo del aforo durante la segunda riada del Poyo, la catastrófica de la tarde, son mayores que los caídos en la parte de cuenca aforada.
Asimismo, la precipitación comenzó a caer con fortísimos volúmenes en las cuencas de Horteta y Gallego al menos una hora antes de hacerlo en las cabeceras de Poyo; sólo la parte baja de la cuenca aforada, la que se extiende tras la confluencia de los barrancos Grande y Chiva en Cheste, tuvo un comportamiento similar al de la parte no aforada, pero sus aportes no llegan a alcanzar ni un tercio del total.
Los aportes pluviométricos horarios de la parte aforada tienen dos picos temporales, a las 18 y a las 20 horas, hora esta última que es cuando las lluvias en las cuencas de los barrancos Grande y Chiva ya fueron claramente mayores que los del resto de la cuenca.
En conclusión, pudo haber pasado que quien golpeó primero fuera Horteta (a pesar de la pérdida de 2,2 hm3 en la cantera de Calicanto), con la ayuda de Gallego, «el hermano más pequeño», y luego llegase el agua de la parte baja de la cuenca de Poyo, «el hermano mayor y quien se está llevando la mala fama de la responsabilidad».
La llegada de estas aguas del Poyo, además, tuvo una dificultad añadida, pues parte de ellas derivó hacia el noreste y saltó a la cabecera de la rambla de Saleta.
De ahí que se apuntan las dos posibilidades citadas, y lo que seguro no ocurrió es que la responsabilidad principal fuera de las cabeceras de Poyo, cuyos grandes aportes fueron más tardíos y más alejados del punto apical del abanico aluvial, añade.
El informe apunta que el único modo de intentar acercarse a lo que pasó es reconstruir la riada con un modelo hidráulico alimentado con precipitaciones que tengan la máxima desagregación temporal posible. Estas, además, deben ser contrastadas rigurosamente, pues hubo muchos fallos de registro durante la jornada en las estaciones automáticas.
Según recuerda Núñez, los aportes de Horteta y Gallego son los que llegaron a triplicar los 2.000 m3/s el Poyo, pero no se pudo medir porque no hay caudalímetros y la única forma hubiera sido con observaciones in situ.