La cosmeticorexia, un trastorno en el que las personas desarrollan una obsesión poco saludable con su apariencia física ha emergido como una preocupación creciente entre niños y adolescentes en todo el mundo. Influenciados por estándares de belleza impuestos por las redes sociales, la industria de la moda y la publicidad, muchos jóvenes luchan por cumplir con expectativas estéticas poco realistas, lo que puede tener consecuencias graves para su salud mental y bienestar.
Según explica el doctor Víctor Navalón, psiquiatra de Vithas Valencia 9 de Octubre, “este trastorno no solo está relacionado con la preocupación excesiva por el aspecto físico, sino que también implica una serie de comportamientos peligrosos, como la obsesión con los tratamientos cosméticos, el uso excesivo de productos de belleza, e incluso la búsqueda constante de cirugías estéticas para cambiar rasgos considerados “no perfectos” y subraya que “en muchos casos, esta obsesión se convierte en una forma de escape de inseguridades emocionales o problemas de autoestima, lo que agrava aún más el trastorno”.
Impacto en la salud mental
La cosmeticorexia puede provocar serios trastornos mentales en los niños y jóvenes afectados, como ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), y en algunos casos, hasta conductas autolesivas. “El deseo constante de alcanzar la “perfección” visual puede generar una desconexión de la realidad y una incapacidad para aceptar las imperfecciones naturales del cuerpo”, afirma el profesional.
Los psicólogos advierten que este trastorno puede estar relacionado con el aumento de la presión social que ven los jóvenes en las plataformas digitales, donde las imágenes editadas y filtradas se convierten en la norma. Según el profesional “esto alimenta una cultura de comparación constante y puede desencadenar una distorsión de la imagen corporal, llevando a los jóvenes a sentirse insatisfechos con su aspecto físico”.
Prevención y apoyo emocional
El doctor Navalón, destaca “la importancia de proporcionar apoyo emocional adecuado a los jóvenes para ayudarles a desarrollar una imagen corporal saludable. Lo que lleva a crear un entorno donde se valore la diversidad de cuerpos y se promueva el respeto hacia uno mismo, sin caer en los estándares superficiales impuestos por la sociedad”.
Es esencial que padres, educadores y profesionales de la salud estén alertas ante los signos de la cosmeticorexia, como la preocupación constante por el aspecto físico, el uso excesivo de productos cosméticos o la solicitud de cambios estéticos. Además, es fundamental ofrecer herramientas para mejorar la autoestima de los jóvenes, fomentar su autoconfianza y educar sobre los peligros de la obsesión con la perfección visual.
“La prevención pasa también por promover un uso responsable de las redes sociales, sensibilizando a los jóvenes sobre los efectos negativos de la cultura de la imagen y la importancia de cuidar su salud mental”, comenta el profesional.
Tratamiento
Para el doctor Navalón, el tratamiento para la cosmeticorexia generalmente involucra un enfoque multidisciplinario, que puede incluir desde:
1-Psicoterapia: la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las más utilizadas, ya que puede ayudar a la persona a identificar y cambiar pensamientos distorsionados sobre su apariencia y autoestima.
2. Apoyo psicológico: el trabajo con un psicólogo o terapeuta especializado en trastornos de la imagen corporal o adicción a la cirugía estética puede ser clave para tratar las causas subyacentes de la obsesión, que a menudo están relacionadas con la ansiedad, depresión o baja autoestima.
3. Psicofármacos: en algunos casos, los antidepresivos o ansiolíticos pueden ser útiles si existen trastornos emocionales comórbidos, como la depresión o la ansiedad, que alimentan el comportamiento.
4. Educación sobre imagen corporal: los programas que promueven una imagen corporal positiva y realista, así como la aceptación de las imperfecciones, pueden ser beneficiosos para ayudar a la persona a tomar conciencia de las expectativas poco realistas que pueda tener sobre su apariencia.
5. Limitación de acceso a procedimientos estéticos: en algunos casos, puede ser necesario limitar el acceso a tratamientos estéticos y someterse a evaluaciones psicológicas antes de que se realice cualquier intervención.
“El tratamiento es muy personalizado y puede variar dependiendo de la gravedad del caso. La intervención temprana puede ser clave para evitar daños emocionales o físicos a largo plazo”, concluye el doctor Navalón
Sobre Vithas
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