Estados Unidos ha endurecido su postura ante la OTAN, exigiendo que cualquier acuerdo en la próxima Cumbre de La Haya (Países Bajos) incluya un compromiso para aumentar el gasto en defensa de los aliados al 5% del Producto Interior Bruto (PIB). Esta ambiciosa meta, impulsada por la administración estadounidense, genera particular fricción con países como España, que este año apenas prevé alcanzar el 2%.
Así lo ha manifestado este miércoles el embajador norteamericano ante la Alianza Atlántica, Matthew Whitaker, en una videoconferencia con periodistas previa a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas. «Cada aliado debe comprometerse a invertir al menos el 5% del PIB en defensa», afirmó Whitaker, subrayando que esta cifra «no es una sugerencia, sino un punto de partida». El diplomático estadounidense, considerado una figura de máxima confianza del presidente Donald Trump, dejó claro que Washington espera que todos los miembros de la Alianza acepten este nuevo objetivo. La discusión sobre el incremento del gasto será el punto central de la cumbre de la OTAN que se celebrará el 24 y 25 de junio en La Haya.
Para hacer más digerible esta exigencia, especialmente para los aliados que aún se mantienen cerca del 2% acordado hace más de una década en Gales, el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, ha propuesto un plan alternativo. Este plan elevaría el gasto neto en defensa hasta el 3,5% del PIB, destinando el 1,5% restante a seguridad en un sentido más amplio. Sin embargo, Whitaker no ha confirmado si Washington avalará esta propuesta, aunque cada vez más aliados la están aceptando. España, en particular, se mantiene reacia a discutir porcentajes, al considerar que se trata de un «cálculo político» destinado principalmente a «apaciguar a Trump».
Pese a la reticencia española, el embajador Whitaker insistió en que «trabajamos con todos los aliados, incluidos nuestros amigos de España. Esperamos una cumbre muy exitosa y esperamos que todos los aliados se unan a este compromiso».
Avances y divisiones en Europa
Las presiones para aumentar el gasto en defensa ya están mostrando resultados en algunos frentes. Esta misma semana, 14 miembros de la OTAN del norte y del este de Europa se han comprometido, en una reunión en Lituania, a trabajar para alcanzar el 5% del PIB. La declaración de Vilnius, firmada por los jefes de Estado y de Gobierno de países como Bulgaria, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Eslovaquia, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, subraya la necesidad de «invertir más urgentemente» para «hacer frente a las amenazas y desafíos a la seguridad».
No obstante, la unanimidad en la Alianza está lejos de ser una realidad. El nuevo Gobierno alemán indicó el mes pasado que «seguirá» a Washington en el objetivo del 5%, aunque sin especificar cómo. Este miércoles, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha matizado en Bruselas que no es «realista» exigir el cumplimiento del 5% a corto plazo. «De lo que estamos hablando es de elevar el porcentaje en los próximos años. Y eso sí que es posible y absolutamente necesario. Con lo que tenemos que cumplir es con los objetivos de capacidades de la OTAN y de cada país», agregó Pistorius, reflejando una visión más pragmática.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha mostrado dispuesto a elevar el gasto en defensa de Francia hasta el 3,5% del PIB «en los próximos años», pero rechazó tajantemente la meta del 5% propuesta por Trump. En una intervención en Tirana (Albania), Macron expresó su malestar con la «guerra de cifras» de cara a La Haya: «No me gusta este debate entre aliados que solo se fijan en las cifras. Conozco muchos países en Europa que han perdido muchos soldados en los teatros de operaciones y que se comprometieron junto a otros […]. Merecen respeto», enfatizó.
Desde el Reino Unido, el primer ministro, Keir Starmer, se ha comprometido a aumentar el gasto en defensa hasta el 2,5% entre 2027 y 2028, con la aspiración de alcanzar el 3% en un futuro más lejano, sin fijar «fechas arbitrarias». Londres, según Starmer, establecerá una fecha «exactamente» cuando pueda lograrlo.
La cumbre de La Haya se perfila así como una cita crucial donde la presión de Estados Unidos por un incremento drástico del gasto militar chocará con las distintas realidades económicas y políticas de sus aliados europeos.