El desplante de Ayuso eclipsa un discurso con nueve demandas a Sánchez

La XXVIII Conferencia de Presidentes celebrada este viernes en Barcelona se vio dominada, desde sus primeros compases, por la polémica generada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Su visible desplante al abandonar la sala durante las intervenciones en euskera y catalán del lehendakari Imanol Pradales y el president Salvador Illa no solo acaparó la atención, sino que relegó a un segundo plano su firme mensaje contra la condonación de la deuda autonómica. Este gesto la dejó en una posición de aislamiento no solo frente al Gobierno central y otros presidentes, sino incluso dentro de su propio partido, donde otros barones del PP mostraron una actitud más moderada y respetuosa con la diversidad lingüística del Estado.

A pesar de la controversia generada, Ayuso mantuvo su discurso de fondo contra la condonación de la deuda a las comunidades autónomas. La presidenta madrileña argumentó que esta medida «solo beneficia a los nacionalistas» y sentenció que el «cupo catalán no cabe en la Constitución». Puso el foco en la significativa deuda de comunidades como Cataluña (31%), «17 puntos por encima de Madrid», y criticó que se condone deuda «mientras hay un sistema de financiación que solo beneficia a los nacionalistas, cosa que sí es dumping, para crear embajadas, una seguridad social propia, cuerpos de funcionarios propios, para seguir expulsando a todo lo que consideran español de regiones enteras».

Ayuso aprovechó su intervención para lanzar un decálogo de exigencias y críticas al Gobierno central. En un discurso que ha defendido posturas económicas liberales y ha arremetido contra lo que considera políticas divisorias, Ayuso presentó una serie de demandas clave que la sitúan en clara oposición a las líneas del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez:

  1. Cese del «enfrentamiento» entre universidad pública y privada: Ha criticado al Gobierno central por lo que considera una promoción de la división en el ámbito universitario.
  2. Revisión de la gestión migratoria: Ha calificado de «inhumana» la gestión de la inmigración, denunciando que está «dinamitando la convivencia en muchas regiones y especialmente en muchos pueblos de España».
  3. Defensa de la energía nuclear: Ha abogado por la convivencia de la energía nuclear con las renovables, como parte de una estrategia para el futuro energético del país.
  4. Mayor autonomía energética: Ha apostado por incrementar la autonomía energética de España, en línea con la necesidad de garantizar el suministro y la soberanía en este ámbito.
  5. Bajada de impuestos: Ha defendido la necesidad de reducir la presión fiscal, argumentando que las políticas actuales van «en dirección contraria a Europa».
  6. Rechazo a la condonación de deuda autonómica: Ha rechazado de plano condonar la deuda a comunidades autónomas, especialmente a Cataluña, argumentando que «solo beneficia a los nacionalistas» y que el «cupo catalán no cabe en la Constitución». Ha reivindicado que ninguna región se convierta en una «nación paralegal» con dinero del resto de los españoles.
  7. Transparencia sobre el apagón eléctrico: Ha denunciado la falta de comunicación sobre los motivos del apagón ocurrido hace más de un mes, señalando que «se siguen ocultando» y que, «a ojos del mundo, España se ha ido a negro».
  8. Oficialidad del español en la UE: Ha solicitado que el español sea reconocido como la tercera lengua oficial en la Unión Europea.
  9. Uso del castellano en foros comunes: Ha criticado el uso de lenguas cooficiales como «arma de división» en encuentros como la Conferencia de Presidentes, abogando por el uso de un «idioma común» para facilitar la comunicación sin necesidad de traductores.

La presidenta madrileña también ha recordado el peso de la Comunidad de Madrid en el sistema de financiación, al señalar que el «80% de nuestra recaudación va directamente a la Administración General del Estado», defendiendo así su postura en el debate fiscal y territorial. Las demandas de Ayuso evidencian una clara línea de choque con el Ejecutivo central en temas clave de gestión, autonomía y política nacional.

Reacciones

Sin embargo, el gesto de Ayuso generó disensiones incluso dentro de las filas populares. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, justificó la acción de Ayuso apelando al «sentido común de la gente», argumentando que, si existe una lengua común como el castellano, debería usarse para «conseguir los puntos de encuentro». Insistió en que «las lenguas están para unir y no deben de ser un elemento y un instrumento de enfrentamiento».

Por otro lado, el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón (PSOE), observó que la marcha de Ayuso fue «una sobreactuación», destacando que «una parte importante de los presidentes del PP escucharon tranquilamente, incluso algunos de ellos utilizaron en una parte de su intervención sus lenguas cooficiales, y luego pasaron a hablar en castellano». Esta observación pone de manifiesto que la postura de Ayuso no fue unánime entre los barones del PP, insinuando una posible «doble alma» en el partido respecto al respeto a la oficialidad de las lenguas.

Las críticas no se hicieron esperar. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, censuró la actitud de la madrileña, sentenciando que la «diversidad» lingüística del país «solo ofende a quienes tienen una visión muy limitada de España». En gallego, Díaz enfatizó en redes sociales que «nuestras lenguas y culturas nos hacen mejores». Por su parte, el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López (PSOE), acusó a Ayuso de ir a la Conferencia «a meter cizaña» y envenenar la convivencia, recordando que «Madrid siempre ha sido abierta, tolerante, diversa y moderna».

Finalmente, el propio lehendakari, Imanol Pradales, calificó de «intolerable» la «falta de respeto al euskera» al referirse al episodio protagonizado por la presidenta madrileña, subrayando que incidentes como este no contribuyen a una relación constructiva con el Estado. El episodio de Ayuso en la Conferencia de Presidentes, más allá del debate sobre la financiación autonómica, ha puesto de manifiesto las tensiones latentes en el panorama político español, con el uso de las lenguas cooficiales como nuevo caballo de batalla que divide y aísla a ciertas figuras.