Desalojar municipios, una de las 30 medidas propuestas por los biólogos de la Comunitat para prevenir danas 

Durante aquellas primeras horas de fragor, de angustia y de peligro, se oyeron
en confusos ecos gritos desesperados que pedían socorro y ayes
desgarradores que exhalaban el terror y la desesperación: por las calles,
convertidas en canales de rápida corriente, se veían cruzar violentamente
animales semi-vivos luchando con las agonías de una muerte dolorosa,
cadáveres de otros que las aguas conducían de distintos puntos, troncos de
árboles, ramas desgajadas y restos de muebles chocando entre sí o estrujados
contra los ángulos de los edificios salientes […].
Carcaixent, 4 de noviembre de 1864, tarde.


Recuerdo el silencio. Se interrumpía solo por gritos de gente atrapada o por
alarmas de coches. Recuerdo el olor a gas mezclado con gasolina y barro.
Recuerdo los chispazos de las farolas […] Con la luz de los móviles teníamos
que subir por encima de pilas de coches que llegaban hasta un primer piso.
Todo estaba lleno de ramas y escombros que formaban una masa con el barro.
También veíamos animales muertos y cuerpos que asomaban entre el fango.
Paiporta, 29 de octubre de 2024, noche.

Son dos textos de la página 5 del informe presentado este lunes. El Colegio Oficial de Biólogos de la Comunitat Valenciana (COBCV) ha presentado este lunes un ambicioso y detallado plan de treinta medidas, todas ellas comenzando con la letra «R», como respuesta urgente a los devastadores efectos de la dana del pasado 29 de octubre. La iniciativa, denominada las «30 R», aboga por un cambio de paradigma en la gestión del riesgo hídrico, priorizando soluciones ecológicas y de planificación territorial sobre las infraestructuras hidráulicas. Entre las propuestas más destacadas se encuentran el realojo de la población asentada en áreas inundables, el redimensionamiento de barrancos y ramblas, y la recuperación de la cubierta vegetal en zonas forestales.

La decana del COBCV, María Diago, fue la encargada de desgranar los detalles del plan, subrayando con vehemencia la necesidad de un enfoque diferente. «Nuestro clima es mediterráneo y el cambio climático va a acrecentar esta forma de llover y van a venir más danas, y hay que ser honestos: no va a haber infraestructuras hidráulicas que aguanten otra dana si viene. Cuando tenemos un mar a 32 o 33 grados, esto es una bomba de relojería», advirtió Diago, enfatizando que las infraestructuras hidráulicas «deben ser la última de las opciones a elegir» y, en caso de ejecutarse, deben ir «acompañadas con medidas complementarias para aumentar su resiliencia».

El plan de las «30 R» surge del diagnóstico realizado por el Colegio tras la «tragedia más grande a la que nos hemos enfrentado como sociedad española y europea». Su filosofía se centra en la «regeneración», entendida como la «recuperación de lo perdido, la deconstrucción, incluso el repliegue, de lo que ya no es mantenible, o la restauración de lo que fue irreflexiblemente suprimido, perturbado o degradado». Las medidas buscan dar mayor seguridad y resiliencia ante futuras catástrofes, cumplir con el Reglamento de restauración de la naturaleza y ser económicamente «lo menos gravosas posibles».

El Poyo

Para ilustrar la urgencia de estas medidas, la experta se refirió al dramático caso del barranco del Poyo. Con una cuenca «relativamente pequeña» de 480 kilómetros cuadrados de extensión, la invasión del cauce por parte de actividades económicas y sociales, incluyendo polígonos industriales y producciones agropecuarias, «taponaron esa salida natural del agua» el 29 de octubre. Diago recordó que, pese a no ser el evento en el que más ha llovido históricamente, la dana de octubre dejó 228 fallecidos, una cifra que subraya la vulnerabilidad del territorio.

El diagnóstico del COBCV detalla las particularidades que hacen al barranco del Poyo «tan peligroso». Presenta un «acusado desnivel» (de 1.000 metros a cota cero, cuando desagua en la Albufera), una litología «impermeable o poco permeable por contener arcillas y margas», y es una cuenca en su práctica totalidad desconectada «por carecer habitualmente de agua». Además, sirve de «drenaje de múltiples barrancos: Grande, Hondo, Canaleja, Gallego o l’Horteta». Según Diago, ante la degradación de las partes altas de las cuencas y la asfaltización de las partes bajas, «el cambio climático lo extrema todo», haciendo imperativa la regeneración.

Las «30 R»

El Colegio de Biólogos insiste en que las infraestructuras hidráulicas deben ser la «última de las opciones a elegir a la hora de afrontar una problemática inundatoria de carácter básicamente hidrológico, más que hidráulico». Por ello, defienden que las intervenciones extrahidráulicas (de gestión del territorio, planificación) y transhidrológicas (de carácter ecológico, económico, social o urbanístico) deben ser las preferentes. «Las infraestructuras hidráulicas que se ejecuten deberán ir acompañadas con medidas complementarias para aumentar su resiliencia, en el mayor número posible», aclaran en su informe.

Entre las detalladas «30 R» propuestas por la entidad colegial, se encuentran:

  • Planificación urbanística y poblacional: El replanteamiento urbanístico de la ocupación actual del suelo y el realojo de la población asentada residencialmente en las áreas de muy alta y alta inundabilidad, como las adyacentes a ríos, ramblas y barrancos.
  • Restauración ecológica y forestal: La recuperación de la cubierta vegetal en áreas forestales, el fomento de la resiliencia de los ecosistemas forestales frente al estrés hídrico o el fuego, la reforestación de todos los terrenos de las vertientes de las cuencas, la reducción de la erosión hídrica, el reacondicionamiento de bancales y terrazas, y la repoblación forestal.
  • Gestión del agua y ecosistemas hídricos: El rescate de humedales, la reserva de determinadas zonas inundables para que puedan funcionar como superficies de laminación de las crecidas, la recarga de acuíferos a partir de caudales extraordinarios ligados a las crecidas de ríos y avenidas de ramblas y barrancos, y la reposición de la primitiva red fluvial cuando ha sido alterada por las actividades antrópicas.
  • Adaptación de infraestructuras y movilidad: El redimensionamiento de barrancos y ramblas aumentando su anchura en todos los casos factibles, el reemplazo de la pavimentación impermeable por pavimentos permeables en calles, plazas y áreas de esparcimiento, la reconversión de parques urbanos y áreas recreativas en zonas de inundación controlada para disminuir la intensidad de las crecidas. También la renovación del alcantarillado para aumentar su capacidad, el rediseño de las redes urbanas e industriales de evacuación de aguas pluviales y fluviales, y la remodelación de infraestructuras (autovías, carreteras, vías férreas) que actúan como barreras a la evacuación de las aguas de inundación. Se incluye, además, la readaptación arquitectónica de las edificaciones existentes en áreas de muy alta inundabilidad.
  • Medidas de movilidad y Ffscales: Una de las medidas más «duras» ha sido la de proponer el reajuste del transporte y de la movilidad en general, con la reducción del actual parque de vehículos privados y el aumento del papel del transporte colectivo. Además, el COBCV ha avanzado que en septiembre presentarán un plan de medidas de gestión de la Albufera y se han referido a la necesidad de medidas fiscales como el pago por servicios medioambientales, argumentando que «es hora de implantarlo porque, en esta sociedad, todo aquello que no tiene precio no tiene valor».

Puedes consultar el informe completo y el resumen ejecutivo en este enlace.

Imagen: Calle de Algemesí, tras la dana de octubre de 2024. (Matewiki).

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