De la euforia a la desilusión y a la paciencia. Buscar la paz llevará su tiempo. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a ser el protagonista de la escena internacional, reuniendo en la Casa Blanca a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y a varios líderes europeos. El encuentro buscaba avanzar en un posible acuerdo de paz, pero el debate ha estado dominado por la negativa de Trump a la entrada de Ucrania en la OTAN.
La cumbre, celebrada pocos días después del encuentro de Trump con Vladímir Putin en Alaska, generó una gran expectación en Europa. Líderes de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Finlandia, así como la Comisión Europea, viajaron a Washington para respaldar a Kiev y garantizar que la voz de Zelenski fuera escuchada. A diferencia de su última visita, en la que fue reprendido públicamente por Trump, Zelenski llegó a esta cita en un ambiente más propicio.
El punto clave del encuentro fue la discusión sobre qué garantías de seguridad podrían reemplazar a la anhelada membresía en la Alianza Atlántica. Trump ofreció una respuesta que fuentes diplomáticas calificaron de «ambigua»: aseguró que «habrá mucha ayuda» para Ucrania y que Estados Unidos participaría en un esquema de protección, pero insistió en que la «primera línea de defensa» debe ser europea. Se baraja una fórmula de compromiso «similar al artículo 5» de la OTAN, que no implicaría la integración formal de Ucrania en la organización. En una entrevista con Fox News, Trump descartó el envío de tropas estadounidenses, pero sugirió que EE.UU. podría proporcionar apoyo aéreo y armamento, mientras que algunos países europeos podrían incluso «poner gente sobre el terreno».
En un evento que combinó la política y el «show» característico de Trump, la cumbre concluyó con una aparente satisfacción general y varios avances notables. Se ha abierto la puerta a la posibilidad de que Ucrania ceda territorios a Rusia a cambio de un «carnet provisional» que le otorgaría cobertura de la OTAN sin ser miembro formal. Otros puntos en la mesa de negociación incluyen el intercambio de prisioneros, el regreso de los niños ucranianos secuestrados y el pago de indemnizaciones. El líder ruso, Vladímir Putin, ya habría sugerido Moscú como el lugar para una futura reunión trilateral, según fuentes cercanas.
Sin embargo, los analistas advierten que la propuesta de Trump de una «mala paz» podría no resolver el conflicto, sino sentar las bases para uno futuro, evocando el riesgo de repetir los errores del Acuerdo de Múnich de 1938 que, en lugar de evitar la Segunda Guerra Mundial, la desató.
Imagen: Trump, con Zelenski y líderes europeos. Despacho Oval de la Casa Blanca, este lunes (Prensa Casa Blanca).



