La ciudad vivió una noche histórica con la apertura del Roig Arena, un homenaje a Nino Bravo y la promesa de situar a Valencia en el mapa cultural y deportivo internacional. Toda una organización en perfecto orden tanto en exterior como en interior.
Valencia estrenó anoche el Roig Arena con un espectáculo inaugural único que reunió a más de 15.000 personas. El homenaje a Nino Bravo fue el eje de la gala, con un cartel de artistas de primer nivel que pusieron voz al legado del cantante valenciano en el arranque de un recinto llamado a marcar época.
Todos ellos estuvieron acompañados por una orquesta en directo diseñada especialmente para la gran ocasión, que dio aún más carácter a cada interpretación.
Malú fue la encargada de abrir el concierto con la canción Mi gran amor. A lo largo de la noche desfilaron sobre el escenario Sole Giménez (Te quiero, te quiero), Carlos Goñi de Revólver (La puerta del amor), Chambao (Mi tierra), Pitingo, Funambulista, La Habitación Roja, Varry Brava, Luis Cortés, la jovencísima Sandra Valero (Amanecer), Andrés Suárez, Marta Sánchez (Cambiarás), Juanjo Bona, (Esta será mi casa).
Cerró el gran Víctor Manuel, que interpretó Libre ante un público en pie. El veterano cantante fue además el único artista presente que también participó en el primer gran homenaje a Nino Bravo en 1973, apenas cinco meses después de su muerte.
Uno de los momentos más emotivos de la noche lo protagonizó Eva Ferri, hija de Nino Bravo, que interpretó Vuelve en un número construido para la ocasión con ayuda de la tecnología de la IA. Gracias a la proyección de imágenes en la pantalla gigante, padre e hija pudieron “reencontrarse” en el escenario. Al terminar, Ferri arrancó la ovación del público al pronunciar una frase que resumió el espíritu de la noche:
“Mientras haya una sola persona que escuche a Nino Bravo, Nino Bravo jamás se irá.”
También destacó la magnífica actuación de Pablo López al piano, acompañado por Vanesa Martín, en una sentida versión de Cartas amarillas que fue ovacionada durante varios minutos. Miguel Poveda levantó aplausos y también polémica al reclamar desde el escenario: “Free Palestina».
El cierre del homenaje corrió a cargo de David Bisbal, que interpretó América, América.
El de Almería, acompañado del resto de artistas, pusieron el broche final interpretando conjuntamente Un beso y una flor, coreada, a viva voz y en pie, por el entregado público que abarrotaba el recinto.
Entre el publilco las dos hijas, el yerno y el nieto. La alcaldesa, María José Catalá, acudió para estar en uno de los mejores momentos del mundo de la música en Valencia con su concejal de Cultura, José Luis Moreno; con la edil Marta Torrado y la de Turismo, Paula Llobet; el portavoz del grupo del PP en el consistorio, Juan Carlos Caballero con su marido y hasta el amigo personal de la familia, Florencio Abril, directivo de la Asociación de Jubilados del Ayto y socio del Hogar Manchego y la Federación Manchega. Joan Baldovi el diputado de Compromis sentado en la zona de todos los de Vox.
Todos estuvieron para arropar al mentor, al pater del buque insignia del deporte y la cultura desde ya. Juan Roig, quien no faltó a la cita en algún espacio de su «casa», la «casa» de sus jefes. No habló él.
El nuevo pabellón, financiado íntegramente por Juan Roig con una inversión de 400 millones de euros, cuenta con capacidad de hasta 20.000 espectadores. Será la sede del Valencia Basket y acogerá giras internacionales, conciertos, musicales y grandes eventos corporativos.
El impacto económico previsto es de 150 millones de euros anuales. Con estas cifras y su diseño de última generación, el Roig Arena se coloca al nivel de los grandes recintos europeos.
Más allá de las cifras, la inauguración mostró la voluntad de que Valencia juegue en la liga de las grandes capitales culturales y deportivas, consolidando un nuevo símbolo urbano y colectivo.
Nino Bravo cede ahora el testigo a Camilo con casi todas las entradas vendidas.
Texto y fotografías: Santino Álvarez
