El empresario y presidente de Casual Hoteles, Juan Carlos Sanjuán, ha advertido de que la ciudad de Valencia atraviesa un momento complejo para el sector turístico y empresarial. Según ha señalado, la actividad hotelera no ha conseguido recuperarse tras el impacto de la dana y los indicadores continúan por debajo de ejercicios anteriores.
“Las grandes cadenas de la ciudad de Valencia coincidimos en que no ha habido una recuperación y no se está trabajando como tocaba, y de hecho, ningún mes desde la dana se ha acercado a los números de 2023 ni 2024”, aseguró.
Sanjuán explicó que el mercado ya mostraba signos de desequilibrio antes de la tormenta y que el cambio en los patrones de consumo ha agravado la situación: “El crecimiento era insostenible y no razonado, y en Valencia se ha visto de golpe por la dana. En este destino, antes se reservaba a 45 días de antelación y ahora a 15, lo que no te permite tener planificación empresarial, y además, los que vienen lo quieren hacer a precios regalados”.
En este sentido, criticó la estrategia de reducción de precios como fórmula de atracción de demanda: “No podemos bajar los precios cuando se produzca una desaceleración, y en Valencia lo peor que pudimos hacer fue bajarlos ya que la demanda no se ha movido por esta cuestión”.
El presidente de Casual Hoteles también se refirió al rechazo del Congreso a la propuesta de las 37,5 horas laborales, subrayando que el impacto real no se da en las grandes empresas, sino en los negocios más pequeños. “Los pequeños comercios y autónomos van a tener que cerrar antes su negocio o a tener que hacer muchas más horas para poder tener una productividad. Hay que sacar de la ecuación a los grandes empresarios, porque más sufren la normativa y la regulación son los más pequeños, generando así menos economía”, apuntó.
Sanjuán alertó de que las decisiones tomadas “en la cresta de la ola” generan costes estructurales que después son difíciles de revertir, poniendo en riesgo la capacidad de crear empleo en tiempos de bonanza. “Aquí es un binomio inseparable entre empresario y empleado”, recalcó.
El empresario defendió la necesidad de introducir fórmulas salariales más flexibles que vinculen una parte de la retribución a la productividad empresarial. “El Gobierno debe pensar que una de las vías sea que el empleado no vaya a un solo fijo sino a un variable que se dé según el funcionamiento de la empresa, teniendo en cuenta que ese fijo esté por encima del precio de la cesta de la compra. Pero, además, no atajan los problemas de la sociedad que son el empobrecimiento por la falta de productividad y el no acceso a la vivienda”, señaló.
Finalmente, advirtió de que el crecimiento empresarial exige equilibrio y confianza también del sistema financiero: “Cualquier empresa que quiere crecer necesita al empleado, pero como empresario que tiene más capacidad de riqueza y crecer, también asume esos riesgos de que cuando se baja la productividad o eficiencia los propios bancos ya no te dejan financiación para poder crear”.



