La Comisión Europea y el sector automovilístico europeo se han reunido hoy para analizar el futuro de la industria. A pesar de las presiones de más de 150 empresas tecnológicas y de la comunidad sanitaria para mantener la prohibición de la venta de coches de combustión a partir de 2035, las últimas informaciones apuntan a una flexibilización de la normativa.
El presidente del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, ha confirmado que la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, revisará la legislación. En declaraciones al diario El Mundo, Weber aseguró: «El motor de combustión volverá, seguirá estando permitido en Europa». Sus palabras, que se suman a las declaraciones previas de Von der Leyen, indican que se dará marcha atrás a una de las medidas más ambiciosas del Pacto Verde Europeo.
Según Weber, este cambio responde a la necesidad de adoptar un enfoque «realista, pragmático y no ideológico» para proteger la industria automovilística europea, que representa el 7% del PIB del continente y ha perdido 90.000 empleos en el último año. «Es necesario revisar las exigencias de emisiones y no hay que vetar el motor de combustión», ha declarado el presidente del PPE.
La presidenta de la Comisión Europea, por su parte, ha anunciado nuevas medidas para el sector, como el impulso de los coches eléctricos asequibles (conocidos como coches-E: económicos, europeos y ecológicos). «Nos faltan coches eléctricos asequibles para el europeo medio. Son demasiado caros. Y esa es exactamente la ventaja competitiva de los chinos: son más baratos», ha afirmado Von der Leyen. Por ello, la Comisión busca crear un «marco regulatorio adecuado» que permita a los fabricantes europeos producir vehículos más baratos para competir en el mercado.
Se espera que en los próximos días se produzca un pronunciamiento oficial por parte de la patronal del automóvil (ACEA) y la Comisión Europea, que ratifique la prórroga o flexibilización de la prohibición. Este giro en la política de emisiones se produce en un contexto de dudas sobre el futuro de la industria y la capacidad de Europa para competir con potencias como China.



