Los más de 844.000 habitantes de Valencia ciudad tienen bajo sus pies un acuífero subterráneo equivalente a dos veces el pantano de Alarcón. A partir de ahora, el Ayuntamiento lo va a convertir en una prioridad ante posibles y probables inundaciones y lluvias torrenciales, tan típicas en estas latitudes del Mar Mediterráneo. El objetivo es no quedarse sin agua a las primeras de cambio ante roturas de las depuradoras y tener una capacidad de hasta dos días para que la población tenga las necesidades cubiertas.
El Consistorio ha puesto en marcha un ambicioso plan de infraestructuras hidráulicas, dotado con 120 millones de euros, cuyo objetivo es asegurar el autoabastecimiento de agua potable en caso de emergencia. La alcaldesa, María José Catalá, lo avanzó este jueves en su comparecencia previa al debate sobre el estado de la ciudad, subrayando que la capital del Turia quiere convertirse en “la primera ciudad europea autosuficiente en agua potable en situaciones críticas”.
Catalá recordó que episodios recientes como la dana o el apagón eléctrico evidenciaron la vulnerabilidad de los sistemas de suministro. Actualmente, Valencia dispone de reservas suficientes para un día, pero el nuevo plan pretende duplicar la capacidad hasta las 48 horas.
La estrategia contempla la construcción de cuatro pozos municipales que permitirán aprovechar el acuífero situado bajo la ciudad, con un potencial estimado en 2.500 hectómetros cúbicos. Eso son 2.500 millones de litros. A ello se sumará la instalación de cuatro plantas potabilizadoras, capaces de transformar esa agua freática en apta para el consumo humano. Este sistema se activaría de manera excepcional si se interrumpiera el suministro del Canal Júcar-Turia o del propio río Turia.
Otra de las actuaciones clave será la renovación de 8,6 kilómetros de tuberías arteriales, consideradas auténticas “autopistas del agua”. Su rotura podría afectar al abastecimiento de una cuarta parte de la población. Para evitar riesgos añadidos, se adquirirán macrogrupos electrógenos de gran capacidad, que garantizarán la generación de electricidad ante posibles apagones.
El plan prevé también ampliar la red de baja presión e integrar los nuevos pozos en este sistema para destinar su agua al baldeo urbano y al riego. Catalá recordó que “València y París son las dos únicas ciudades europeas que cuentan con una doble red de agua”.
Prevención y seguridad ciudadana
En materia de seguridad, el proyecto contempla la incorporación de cañones antiincendios en El Saler, así como la instalación de cámaras de control en el cauce del nuevo Turia y en el barranco del Carraixet, con el fin de anticipar posibles emergencias.
La alcaldesa defendió que se trata de una medida de largo alcance: “Es el momento de mirar al futuro. Este plan no busca rentabilidad electoral, sino proteger a la ciudadanía y dotar a València de infraestructuras críticas que la hagan más fuerte y resiliente”.



