La ayuda financiera de Estados Unidos a Argentina, destinada a evitar una crisis de deuda inminente, se ha revelado como un complejo juego de presión política que pone en evidencia la fragilidad del plan económico del presidente Javier Milei. La Casa Blanca, a través del secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha confirmado que se trabaja en una nueva línea de crédito de 20.000 millones de dólares con fondos de inversión y banca privada para el mercado de deuda soberana, una cifra que se sumaría a un «swap» de otros 20.000 millones de dólares prometido el mes anterior.
Al sumar esta nueva asistencia al rescate ya otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a instancias de Washington, el Gobierno de Trump habrá garantizado un total de 60.000 millones de dólares a la tercera economía de América Latina. Esta inusual intervención, que incluye la compra directa de pesos por dólares en el mercado argentino para estabilizar la moneda, subraya la debilidad del modelo de «ajuste fiscal y emisión cero» de Milei en un escenario de escasez de reservas en el Banco Central.
La incertidumbre sobre la ayuda se disparó tras una reunión en la Casa Blanca. Lo que debía ser un almuerzo privado entre Donald Trump y Milei se convirtió en un encuentro abierto a la prensa donde el presidente republicano lanzó una advertencia directa: el rescate dependería del resultado de las elecciones legislativas de medio término que se celebran en menos de dos semanas. Si Milei gana en octubre, habrá rescate; si pierde, Estados Unidos «no será tan generoso», advirtió Trump ante la atónita comitiva argentina.
El mensaje tuvo un impacto inmediato y negativo: los bonos de la deuda argentina cayeron hasta un 7%, la Bolsa de Buenos Aires se derrumbó y el peso se depreció. El Gobierno argentino se apresuró a intentar un control de daños, asegurando que Trump se había referido a las elecciones presidenciales de 2027 y no a las inminentes legislativas. El ministro de Economía, Luis Caputo, atribuyó la reacción del mercado a un «malentendido» y adelantó el anuncio de un inminente acuerdo comercial con Estados Unidos para desviar el foco de la discusión.
Respuesta del Tesoro
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, salió más tarde a respaldar a Milei con una batería de anuncios diseñados para calmar a un mercado altamente estresado. Bessent aseguró que Estados Unidos apoyará a Argentina mientras Milei implemente políticas adecuadas, «cualquiera sea el resultado electoral en octubre».
El nuevo plan de ayuda, que combina el swap de 20.000 millones con la solución de deuda del sector privado de 20.000 millones (con interés de bancos y fondos soberanos), busca cambiar las expectativas de los inversores. Los bonos argentinos en Wall Street reaccionaron con ganancias moderadas, aunque la desconfianza persiste. Operadores advierten que «no hay ningún compromiso firme» y que se podría sumar «apoyo total» sin efectos visibles si la ayuda no es ejecutable. La mirada ahora está puesta en si Milei logrará los 86 diputados necesarios para bloquear los vetos presidenciales en el Congreso, una cifra considerada clave para la supervivencia de su plan económico.



