lunes, 22 de diciembre de 2025

Raphael arrasa en el Roig Arena con una noche llena de emoción y encandila con «Vivo mi vida y no hay quien me pare»

A las ocho en punto de la noche del 1 de noviembre de 2025, sin un minuto de retraso, las luces del Roig Arena se apagaron y el público, cerca de 8.000 personas, estalló en aplausos. Raphael, el gran Raphael, apareció impecable, con su elegancia habitual y esa energía que parece infinita, abriendo el concierto con “La noche” y marcando el tono de lo que estaba por venir: un repaso apasionado por seis décadas de carrera y un homenaje a la vida misma.

Durante casi dos horas, el de Linares demostró que sigue siendo inagotable. “Mi gran noche”, “Digan lo que digan”, “Yo soy aquel”, “Qué sabe nadie” … Cada canción fue un reencuentro con la memoria colectiva. Y aunque los años pasan, su voz mantiene la misma fuerza de siempre, algo digno de admirar después de sus últimos problemas de salud que lo han mantenido alejado de los escenarios por un tiempo, pero ha vuelto con fuerza. No faltaron en la voz del artista de Linares temas atemporales, como son “Cuando tú no estás”, “Estar enamorado”, “El tamborilero” o “En carne viva”

Raphael apenas habló durante el concierto, pero tampoco le hacía falta. Su presencia, su mirada y cada gesto decían más que cualquier palabra. Con esa mezcla de elegancia y verdad que lo caracteriza, sostuvo al público en vilo de principio a fin.

El público asistente al Roig Arena se rindió una y otra vez. Con “Yo soy aquel”, actualizada con unos acertados arreglos musicales, todo el recinto se puso en pie. Y cuando sonó “Ámame”, las 8.000 mil almas del Roig Arena cantaron al unísono, entregadas por completo.

El momento más emotivo llegó con “Qué sabe nadie”: Raphael la interpretó con tal verdad que terminó visiblemente emocionado, entre lágrimas y una ovación interminable abandonó por unos segundos el escenario.

Escándalo con Vivo mi vida y no hay quien me pare …el momento cumbre

Hubo también espacio para la rebeldía, esa que nunca le ha faltado. En “Escándalo”, al llegar al verso “vivo mi vida y no hay quien me pare”, lo gritó con fuerza, mirando al público con una mezcla de orgullo y desafío. El Roig Arena entero se vino abajo.

El final, con “Como yo te amo”, fue un broche perfecto para una noche de esas que se quedan grabadas.

Raphael se despidió entre aplausos, conmovido, agradecido, sabiendo que seguía siendo el dueño absoluto del escenario. Mi concierto en el Roig Arena olerá a celebración, a presente y a futuro”, había afirmado el cantante horas antes del concierto;

Y cuando las luces se encendieron, nadie se movía todavía: todos sabíamos que habíamos asistido a algo más que un concierto. Habíamos visto a un artista seguir viviendo su vida, y que, efectivamente, no hay quien lo pare.

Foto y Textos. Santino Alvárez

Deja tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *