Un año después de la sana que afectó gravemente a numerosos polígonos industriales de la Comunitat Valenciana, la presidenta de FEPEVAL, Patricia Muñoz, ha hecho balance de la situación en El Intercafé, advirtiendo que, aunque “la parte que se ve de las áreas industriales se ha limpiado”, todavía “queda mucho por hacer en aquello que no se ve y que necesita una fuerte inversión”.
Muñoz ha recordado que los primeros meses tras el temporal fueron de recuperación “a pulmón” por parte de los empresarios, y que los ritmos de avance han sido desiguales: “Hay áreas más dañadas que no han podido avanzar al mismo nivel que otras”.
Entre las prioridades más urgentes, la presidenta de FEPEVAL ha señalado la renovación del alcantarillado: “En cualquier otra Dana menor que lloviera, tendríamos más garantías. Necesitamos aplicar planes de emergencia y de evacuación, con medidas de protección. Y, además, acometer el reasfaltado de los parques empresariales, donde la maquinaria pesada tiene dificultades para circular”.
Muñoz ha destacado que esta crisis ha puesto de manifiesto “la importancia del asociacionismo”. Según explicó, la coordinación entre asociaciones empresariales ha sido clave para trasladar las necesidades de cada área a la administración: “Queremos continuar con esa colaboración estrecha con todas las administraciones para establecer protocolos y planes que fomenten la educación en emergencias y la autoprotección, para que las empresas no sean las olvidadas”.
A pesar de los esfuerzos, la representante de FEPEVAL ha reconocido que “hay muchas actuaciones pendientes y sin calendario definido”, lo que genera incertidumbre entre las empresas. Además, ha lamentado la lentitud burocrática: “Los fondos están en las cuentas de los ayuntamientos, pero bloqueados. Las obras no se han podido ejecutar porque los procedimientos son muy tediosos y muchos municipios no disponen de personal suficiente para gestionarlos”.
Aunque reconoce que “ha habido ayudas”, Muñoz subraya que “una empresa no se levanta con las que han llegado”, y que el verdadero impulso inicial vino “de la ayuda entre todos, antes que de las administraciones”.
Actualmente, según FEPEVAL, alrededor del 80% de las empresas se han recuperado, aunque con diferencias notables entre zonas. “Hay municipios donde las pequeñas empresas han tenido que remar con el apoyo de las asociaciones, mientras que en otros, como Riba-roja, con menos empresas pero más trabajadores, tuvieron más acceso a información y ayuda”, explicó.
Pese a las dificultades, Muñoz quiso resaltar también la capacidad de resiliencia del tejido empresarial, con compañías que “no solo se han puesto en pie, sino que incluso han generado nuevos empleos y proyectos innovadores”. No obstante, advirtió que la incertidumbre sigue presente: “Podrían marcharse algunas empresas si no se atraen nuevas firmas tractoras que ayuden a retener el empleo”.



