Más allá del baile de nombres en las consellerias, otra gran noticia es la remodelación del Consell reside en la propia Presidencia de la Generalitat. Juanfran Pérez Llorca fortalece el «núcleo duro» presidencial con dos pilares, como la asunción directa de competencias lingüísticas y el fichaje de «pesos pesados» para controlar el mensaje.
El movimiento de mayor carga política es el trasvase de competencias de la Política Lingüística. Hasta ahora alojada tradicionalmente en la Conselleria de Educación, esta materia pasa a depender directamente de Presidencia.
Este cambio no es solo un ajuste orgánico; es una declaración de intenciones. Al situar la lengua bajo su paraguas directo, Pérez Llorca eleva el valenciano a una cuestión de primer orden, desvinculándolo de la gestión educativa diaria. El objetivo declarado es «reforzar el uso y la promoción del valenciano», sugiriendo una estrategia de fomento transversal que emanará directamente de la máxima autoridad, evitando las fricciones habituales que esta materia suele generar en la comunidad educativa.
En el plano técnico y táctico, el President ha blindado su flanco comunicativo con un movimiento inesperado. Ha fichado a Vicente Ordaz, quien hasta hoy ocupaba la presidencia del órgano rector de À Punt, para nombrarlo nuevo secretario autonómico de Comunicación.
Con esta incorporación, Pérez Llorca busca profesionalizar al máximo el relato del Consell en una etapa crítica de reconstrucción. Incorporar al máximo responsable del ente público supone integrar una visión técnica y periodística de primer nivel en el corazón del Palau, asegurando que la estrategia de medios esté perfectamente alineada con la acción de gobierno.
También se incorporan como secretarios autonómicos, Henar Molinero, como secretaria autonómica de Presidencia, y Jacobo Peralta, reforzando el equipo de asesores y estrategia.



