jueves, 25 de diciembre de 2025

Felipe VI reivindica el espíritu de la Transición y pide situar la «dignidad del ser humano» en el centro de las soluciones

El discurso de Navidad del Rey Felipe VI ha estado marcado este año por una profunda reflexión sobre el recorrido histórico de España en las últimas décadas. Con motivo del 50 aniversario del inicio de la Transición democrática y los 40 años de la firma del tratado de adhesión a las Comunidades Europeas, el monarca ha apelado a la memoria colectiva para poner en valor los logros alcanzados. Durante su intervención, por primera vez de pie tras 12 discursos navideños anteriores, ha recordado que aquel proceso fue un «ejercicio colectivo de responsabilidad» que permitió al pueblo español ser el «verdadero protagonista de su futuro» y transformar la incertidumbre en un sólido punto de partida.

El monarca, desde el Salón de Columnas del Palacio Real por segundo año consecutivo, tercera vez desde su proclamación como rey en 2014, ha querido conectar aquel espíritu de consenso con los desafíos que afronta la sociedad española en la actualidad, mencionando problemas concretos como el elevado coste de la vida o el acceso a la vivienda. En un tono cercano, Felipe VI ha reconocido que estos fenómenos, sumados a la «tensión en el debate público», están provocando un sentimiento de «hastío, desencanto y desafección» entre la ciudadanía. Ha advertido con firmeza que estas realidades que afectan al día a día de los españoles «no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo». Puedes volver a escuchar y ver el mensaje del Rey:

Ante este escenario de polarización, el Rey ha advertido sobre la fragilidad de la convivencia democrática, subrayando que no se trata de un legado inalterable sino de una «construcción frágil» que requiere un cuidado diario. Ha hecho especial hincapié en la necesidad de recuperar la confianza en las instituciones para frenar el avance de los radicalismos que se nutren del desencanto. En este contexto, ha lanzado una pregunta directa a la sociedad y a sus representantes, pidiendo reflexionar sobre «qué líneas rojas no debemos cruzar» para proteger nuestro sistema de libertades.

Ejemplaridad

Para el monarca, la solución a los problemas actuales pasa necesariamente por el compromiso de situar la «dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso». En este sentido, ha reclamado al conjunto de los poderes públicos una «especial ejemplaridad» en su desempeño y ha instado a recuperar el valor del respeto y la escucha. Felipe VI ha sido tajante al recordar que avanzar consiste en dar pasos con acuerdos y renuncias, «no correr a costa de la caída del otro», insistiendo en que las opiniones ajenas nunca deben ser vistas como amenazas.

En el tramo final de su mensaje, el Rey ha reivindicado a España como un proyecto común capaz de superar cualquier obstáculo cuando existe voluntad y visión de país. Ha recordado que el miedo «solo construye barreras y genera ruido», elementos que impiden comprender la realidad en toda su amplitud y trabajar por el bien común. Con un mensaje de optimismo, ha destacado que España es un «gran país» lleno de iniciativa y talento que debe seguir apostando con decisión por los principios y valores de la integración europea.

La alocución ha concluido con los tradicionales deseos de felicidad para el nuevo año de parte de toda la Familia Real, tras invitar a los españoles a participar «orgullosos» de su proyecto de vida en común. Este discurso de Nochebuena cierra un año de importantes efemérides y deja una hoja de ruta centrada en la necesidad de proteger la convivencia. El monarca ha finalizado reafirmando su convicción en que el país sabrá «avanzar unido» para lograr sus objetivos, a pesar de los errores y los retos que presente el futuro.

Imágenes: Casa Real.

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