La diplomacia internacional se traslada este fin de semana a la residencia de Mar-a-Lago, donde el presidente ucraniano y el líder republicano buscarán sellar un acuerdo definitivo antes del cambio de año. Volodímir Zelenski ha confirmado que su intención es verse con Donald Trump este próximo domingo para tratar de armonizar la hoja de ruta que pondría fin al conflicto con Rusia. Tras una intensa conversación telefónica el pasado jueves, en la que participaron figuras clave del entorno de Trump como Jared Kushner y Steve Witkoff, ambos mandatarios han acelerado los preparativos para lo que será su quinta reunión en lo que va de año.
El documento que centra las negociaciones consta de una veintena de puntos, de los cuales dieciocho ya contarían con el visto bueno de Kiev y Washington. Sin embargo, la resolución del conflicto sigue encallada en dos aspectos críticos que afectan directamente a la soberanía territorial y a la seguridad energética. El equipo estadounidense, que lidera las conversaciones desde Miami, mantiene contactos paralelos con representantes del Kremlin para testar la viabilidad de una propuesta que Trump ha definido como bajo su exclusiva supervisión, subrayando que nada será definitivo sin su validación personal.
Uno de los principales focos de fricción se encuentra en la provincia de Donetsk, donde la Casa Blanca propone una desmilitarización total de las zonas que aún permanecen bajo control ucraniano. Esta exigencia de retirada es vista con recelo por el Gobierno de Zelenski, que reclama una medida recíproca en los territorios ocupados por las tropas de Moscú para aceptar el compromiso. La administración estadounidense teme que esta contrapropuesta ucraniana pueda bloquear las opciones de entendimiento con Vladímir Putin, quien ya ha recibido los borradores de manos de sus enviados especiales.
Gestión energética crítica
El segundo gran obstáculo reside en el control de la central nuclear de Zaporiyia, la infraestructura atómica más grande de Europa. Mientras que el plan de Trump sugiere una gestión compartida que incluya a técnicos estadounidenses, rusos y ucranianos para repartir la producción eléctrica, Zelenski insiste en que la soberanía de la planta debe recaer únicamente en la empresa estatal ucraniana y los socios de Estados Unidos. La situación se complica por las filtraciones que sugieren que Rusia y la Casa Blanca podrían estar negociando un modelo que excluya totalmente la participación de Kiev en la dirección de la central.
Desde el Kremlin, las señales enviadas este viernes por Dmitri Peskov confirman que el diálogo continúa, aunque no ocultan la distancia que aún separa a las partes. El equipo de exteriores de Putin ha calificado gran parte de las propuestas surgidas en Florida como inasumibles, especialmente en lo relativo al mantenimiento de un ejército fuerte en Ucrania y la presencia de tropas de Kiev en el Donbás. Moscú se muestra más flexible en la posible congelación del frente en zonas como Jersón o la retirada de regiones secundarias, pero mantiene su exigencia de control total sobre las áreas que considera constitucionalmente rusas.
La urgencia por alcanzar un consenso es máxima, ya que Zelenski considera que los próximos días serán determinantes para definir el escenario bélico y político del próximo año. El presidente ucraniano ha enfatizado que su equipo trabaja sin descanso para que los pasos diplomáticos sean realistas y seguros, tratando de convencer a Trump de que el plan de paz no debe suponer una claudicación que ponga en riesgo el futuro del país tras años de hostilidades.
Imagen: Trump, con Zelenski y líderes europeos. Despacho Oval de la Casa Blanca, este lunes (Prensa Casa Blanca).


