Madrid. El PSOE ha anunciado hoy —con esa solemnidad de comunicado serio y esa alegría contenida de “esto hay que explicarlo bien”— la creación de un nuevo órgano interno llamado Comisión Ejecutiva del Tiket, la Factura y el Concepto Clarito, que estará liderado por Juan Carlos Galindo, destacado investigador y perito judicial en delincuencia económica, especializado en los delitos de Blanqueo de capitales y corrupción. Sí, Comisión Ejecutiva. Del Tiket. Porque si algo necesitaba la vida orgánica, además de debates intensos y cafés de máquina, era una instancia con impresora térmica, archivador y la pregunta que nadie quiere oír: “¿Y el justificante?”
Según el documento fundacional (redactado en un castellano tan pulido que se puede ver el reflejo), el objetivo es “reforzar la cultura de la trazabilidad cotidiana y la pedagogía administrativa”. Traducido: menos humo, más papelito. Menos “esto se aclarará” y más “aquí está, con fecha, concepto y medio de pago”. Y, sobre todo, que nadie vuelva a pronunciar el clásico “son cosas menores” sin que suene de fondo un “pi-pi” sospechosamente parecido al de la caja registradora.
La dirección del nuevo órgano recaerá en Juan Carlos Galindo, que asumirá el cargo, según fuentes internas, “con una sonrisa, pero con grapadora”. El propio Galindo ironizó durante la presentación: “Yo no vengo a perseguir a nadie, solo a preguntar con cariño dónde está el papel. Y si no está, lo buscamos juntos… pero sentados y con calma”. En otro momento añadió: “Un ticket no muerde. Lo que muerde es no tenerlo cuando te lo piden”.
La sede de la nueva Comisión Ejecutiva del Tiket se ubicará, dicen, en una sala que antes se destinaba a reuniones eternas y powerpoints sin final. Ahora tendrá tres elementos imprescindibles: una impresora de tickets (la nueva tótem del siglo XXI), una trituradora para destruir la palabra “varios” y un arco de seguridad que no detecta metales: detecta frases. Si intentas entrar diciendo “yo no estaba al tanto”, el arco te devuelve con un formulario en triplicado titulado: “Explique qué sabía, cuándo lo supo y por qué lo supo tarde”. Si dices “eso es técnico”, se abre una trampilla y te cae encima un glosario traducido al castellano de calle.
“Mi objetivo”, explicó Galindo en tono jocoso, “es que nadie vuelva a sudar frío al oír la palabra ‘auditoría’. Esto es más sencillo: saber qué hiciste, por qué lo hiciste y cuánto costó. Si puedes contárselo a tu abuela sin que frunza el ceño, vamos bien”.
La Comisión llega con un paquete de medidas estrella bautizado como Plan Ticketazo 360º, basado en el sentido común elevado a norma interna:
Prohibición del concepto “varios”. A partir de hoy, “varios” solo se admitirá para bolsas de chuches, tornillos o un surtido de croquetas. En documentación interna, “varios” se considerará literatura. Y la literatura, por muy bonita que sea, no sirve para justificar nada.
Conceptos obligatoriamente humanos. Se acabó lo de “servicios externos” y “gestiones diversas”. Ahora será: “Se pagó X por Y, para Z, con motivo A”. Si el motivo es “porque sí”, se activará el protocolo “Explíquelo como si se lo contara a su abuela”, y hasta que no se consiga, la hoja no pasa de fase. “Si ni tu abuela lo entiende, no es un concepto, es una huida”, bromeó Galindo.
Pitido Antihumo. Cada vez que alguien diga “esto es un tema administrativo”, el móvil emitirá un “pi-pi” continuo hasta que aparezcan tres cosas: documento, fecha y explicación sin jerga. El pitido es acumulativo. Hay agrupaciones locales que ya están planteándose comprar cargadores industriales. “No es castigo”, aclaró el responsable de la Comisión, “es pedagogía sonora”.
Discursos con ticket de tiempo. Intervenciones de más de 7 minutos deberán incluir justificante: “Motivo de la duración: exceso de adjetivos”. Si se supera el límite, recargo por “verborrea no declarada” y obligación de cerrar con una frase concreta y verificable. No vale “tomaremos medidas”. Hay que decir cuáles, cuándo y quién. “Las palabras también generan gasto”, resumió Galindo, “y alguien tiene que controlarlo”.
Sanción por “me lo han pasado”. Se acabaron los pantallazos sueltos y las capturas recortadas. Cualquier captura reenviada sin contexto exigirá pantallazo completo, origen y una confesión honesta: “¿Lo verifiqué o solo me apetecía indignarme?”
La Comisión Ejecutiva del Tiket también estrenará una campaña pedagógica interna: “Si no lo puedes explicar con un ticket, igual no deberías contarlo”. Y otra, mirando a la era digital: “No cliques como si no hubiera mañana”, por si acaso el problema no era solo el papel, sino también los enlaces dudosos y los WhatsApps con urgencia sospechosa. “El reenviar compulsivo”, advirtió Galindo entre risas, “no exime de pensar”.
Y aquí llega el giro inevitable: si has leído hasta el final, enhorabuena. Has superado el primer filtro del organismo. Porque sí: hoy es 28 de diciembre. Pero entre la broma y la realidad hay una frontera fina… y suele tener forma de justificante, fecha y concepto clarito.


