Si a finales de julio, el dato del Producto Interior Bruto (PIB) del segundo trimestre de la economía de Estados Unidos vuelve a ser negativo, la primera potencia del mundo, o quizá la segunda, entrará en recesión técnica, la prensa se inundará de titulares con la palabra ‘crisis’ y el efecto contagio en Europa podría llegar antes de que termine el verano.
Por lo pronto, la economía estadounidense experimentó su peor desempeño trimestral desde 2022, revelando una contracción del 0,3% anualizado en el PBI durante el primer trimestre de 2025. La cifra, publicada este miércoles por el Departamento de Comercio y de la que se han hecho eco todos los medios nacionales del país, señala una fuerte desaceleración frente al crecimiento del 2,4% registrado en el último trimestre de 2024 y se sitúa significativamente por debajo de las expectativas de los economistas, que preveían un crecimiento del 0,8%.
La publicación de este informe económico, el primero del segundo mandato del presidente Donald Trump, generó una reacción negativa en los mercados. Las acciones estadounidenses abrieron con pérdidas, con el Dow Jones cayendo 400 puntos (un 1%), el S&P 500 retrocediendo un 1,5% y el Nasdaq Composite, de fuerte componente tecnológico, desplomándose un 2,2%.
La turbulenta política comercial de la administración Trump, caracterizada por una oleada de aranceles que intensificaron las tensiones con China y generaron inquietud a nivel nacional, se señala como un factor clave en esta desaceleración. La mayoría de los analistas económicos advierten que la estrategia de Trump de reestructurar el comercio global podría impulsar la inflación e incluso desencadenar una recesión en Estados Unidos.
Sin embargo, el presidente Trump restó importancia a las cifras negativas, atribuyéndolas a la herencia económica de su predecesor. «Nuestro país prosperará, pero tenemos que deshacernos del ‘exceso’ de Biden», publicó en redes sociales, instando a la paciencia y prediciendo un auge económico futuro.
El informe del Departamento de Comercio detalla que la contracción del PBI se debió principalmente a un aumento significativo del déficit comercial, resultado de un incremento de las importaciones ante la previsión de los aranceles de Trump, y a recortes en el gasto público. Las importaciones se dispararon a una tasa del 41,3% en el primer trimestre, en contraste con la caída del 1,9% en el trimestre anterior, mientras que las exportaciones crecieron a un modesto 1,8%. Esta diferencia entre importaciones y exportaciones representó el mayor lastre para el crecimiento del PBI desde 1947.
Si bien el panorama general muestra una debilidad económica, el informe también revela algunos matices. El gasto de los consumidores, motor del 70% de la economía estadounidense, se desaceleró drásticamente hasta una tasa del 1,8%, su nivel más bajo desde mediados de 2023. El gasto público también se contrajo significativamente, cayendo a una tasa del -5,1%. En contraste, la inversión empresarial experimentó un fuerte repunte, expandiéndose a una tasa del 9,8%, probablemente en anticipación a los aumentos de precios derivados de los aranceles. Un dato positivo fue la aceleración de las ventas finales a compradores domésticos privados, un indicador clave de la demanda subyacente, que alcanzaron una tasa del 3%.
Cautela
A pesar de la contracción del PBI, los expertos se muestran cautelosos a la hora de hablar de una recesión inminente. Una recesión se define técnicamente como una contracción generalizada de la actividad económica que dura más de unos pocos meses. Si bien el informe del PBI es preocupante, otros indicadores clave como la tasa de desempleo (4,2% en marzo), la inversión empresarial y el gasto del consumidor aún no señalan una recesión. No obstante, economistas como Gregory Daco de Ernst & Young advierten que la persistencia de los aranceles de Trump podría aumentar significativamente el riesgo de una futura recesión.
Un informe separado de ADP reveló una fuerte caída en las contrataciones del sector privado en abril, lo que añade incertidumbre sobre el crecimiento económico futuro. La creación de empleo se limitó a 62.000 puestos, muy por debajo de los 147.000 del mes anterior. La economista jefe de ADP, Nela Richardson, señaló la «inquietud» de los empleadores ante la incertidumbre política y del consumidor.
La definición técnica de recesión, basada en dos trimestres consecutivos de PBI negativo, aún no se cumple. La Oficina Nacional de Investigación Económica es la entidad oficial encargada de declarar una recesión, aunque su decisión puede llegar meses después del inicio de la misma. La última recesión en Estados Unidos fue en 2020, impulsada por la pandemia de COVID-19, y duró solo dos meses. Antes de eso, la economía sufrió la Gran Recesión, que se extendió desde diciembre de 2007 hasta junio de 2009.
Imagen: Toro de Wall Street, símbolo de la potencia y la prosperidad del distrito financiero de Nueva York.