El ingeniero de caminos, canales y puertos Andrés Romera ha ofrecido una valoración crítica sobre el estado de ciertos tramos viarios y las decisiones administrativas en materia de seguridad vial, tras conocerse nuevos datos sobre un accidente reciente en una vía con historial de siniestralidad.
Romera ha subrayado la importancia de contar con testimonios directos para comprender con exactitud lo ocurrido en el accidente del jugador portugués, Diogo Jota: “Los testigos visuales son primordiales y hay que tener siempre en cuenta que los informes pueden estar manipulados, como en este caso la situación de los neumáticos que se apunta y que quedaron calcinados”. A su juicio, los informes técnicos no siempre reflejan con objetividad lo sucedido, especialmente cuando hay elementos destruidos en el siniestro.
En relación con el estado de la vía, Romera ha advertido sobre el agravamiento progresivo de los daños si no se actúa con rapidez: “Conforme se deja pasar el tiempo, los daños en el firme se van deteriorando más y los socavones se agravan”. Esto, afirma, pone en riesgo la seguridad de los conductores y puede derivar en nuevos accidentes si no se toman medidas urgentes de mantenimiento.
El ingeniero también ha anunciado que se desplazará al lugar para evaluar directamente las condiciones del tramo afectado: “Voy a visitar la zona para saber si en ese punto los sistemas de contención y el firme son los más óptimos, pero también, si ese tramo está integrado en aquellos puntos de concentración de accidentes para aplicar medidas de seguridad”.
Una de las críticas más contundentes de Romera se ha dirigido a la estrategia de ubicación de los radares de tramo, que a su juicio no siempre se colocan en los lugares con mayor riesgo: “Esto va relacionado con la aplicación de los radares de tramo, para reducir velocidad ante esos posibles peligros, y en cambio, los colocan en zonas donde el peligro es nulo”.
