El crecimiento económico en los países de la OCDE ha cogido impulso en el segundo trimestre, casi duplicando su ritmo de avance. El PIB conjunto subió un 0,4%, una cifra que contrasta con el 0,2% del trimestre anterior y que, en gran medida, se explica por un solo factor: el desempeño de Estados Unidos.
La economía estadounidense fue el verdadero motor de este crecimiento, con una expansión del 0,7%. Pero la clave no está en el consumo o la inversión, sino en el comercio: una fuerte caída en las importaciones (-10,3%) dio un empuje inesperado al PIB. En un comunicado publicado este miércoles, la OCDE atribuye esto a la liquidación de existencias que se acumularon a principios de año, una respuesta a las amenazas de aranceles por parte del expresidente Donald Trump, lo que llevó a las empresas a aprovisionarse con antelación.
Junto a EE. UU., España también se posicionó como una de las grandes sorpresas, logrando un crecimiento del 0,7% y superando a otras economías importantes. Sin embargo, no todos los miembros de la OCDE siguieron la misma dirección. Alemania, por ejemplo, retrocedió un 0,3% tras un crecimiento del 0,3% en el primer trimestre.
La situación no fue mejor en Italia, donde la actividad económica bajó un 0,1%, ni en Canadá, que se estancó por completo después de haber crecido un 0,5% en los primeros meses del año. Esto demuestra una clara divergencia en el desempeño de las principales economías, con algunos países experimentando un fuerte impulso mientras que otros se enfrentan a un estancamiento o a una contracción.



