La Reserva Federal rebaja los tipos de interés y aumenta la alarma en la economía de EE.UU.

La Reserva Federal de EE. UU. ha cumplido con las expectativas al anunciar un recorte de 0,25 puntos en las tasas de interés, una decisión con un peso político particular al ser la primera durante la presidencia de Donald Trump. Este movimiento se produce en medio de una intensa presión pública por parte del presidente hacia el banco central y su líder, Jerome Powell, a quien ha atacado con insultos y amenazas de despido. Tras la decisión, el rango de las tasas se sitúa entre el 4% y el 4,25%, y la Fed anticipó que podría realizar dos recortes adicionales antes de que termine el año.

El recorte se produce en un momento de gran complejidad para la economía estadounidense. Por un lado, la inflación ha mostrado un reciente repunte, alcanzando el 2,9% en agosto. Por otro, el mercado laboral presenta preocupantes signos de enfriamiento, una situación que Powell atribuyó en parte a las agresivas políticas de inmigración de la Administración Trump. El desafío de la Fed, por tanto, es encontrar un equilibrio entre dos objetivos opuestos: bajar las tasas para estimular el empleo y subirlas para contener la inflación. Esta misión se complica ante una serie de indicadores económicos contradictorios, como la caída en la confianza del consumidor y, al mismo tiempo, el repunte en las ventas minoristas.

La decisión de la Fed estuvo marcada por el inédito enfrentamiento político. La situación se agudizó con la reciente incorporación de Stephen Miran, un asesor económico de Trump, a la junta de gobernadores de la Fed. Apenas dos días después de su nombramiento, Miran rompió con la tradición al votar por un recorte más agresivo de 50 puntos básicos, en línea con los deseos del presidente. Pese a la creciente presión interna y externa, Jerome Powell reiteró su «fuerte compromiso» con la independencia de la institución.

Evitó el enfrentamiento directo con los políticos, defendiendo el trabajo de la Fed y señalando que los efectos de las políticas gubernamentales, como los aranceles, sobre la economía todavía son inciertos. En definitiva, la Fed continúa con su objetivo principal: la búsqueda de una tasa de interés neutral que no impulse ni frene la economía, mientras Powell se mantiene firme ante la presión política y el ruido que rodea a la institución.

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