El ingeniero de Caminos Andrés Romera ha advertido sobre la falta de claridad y planificación en torno al futuro de la factoría de Ford Almussafes, cuya modernización debería consolidarse en los próximos años. “En teoría, la factoría de Ford debería estar funcionando a pleno rendimiento en 2027 con un motor multienergético y multinyección que a nadie han explicado. Un prototipo tan novedoso no tiene alrededor noticias que reflejen que se está probando para que 100% se pueda producir”, señaló.
Romera subrayó que la industria automovilística valenciana se enfrenta a un momento decisivo, en el que la gestión del talento y la eficiencia administrativa serán claves. “Falta personal para gestionar bien oportunidades que son decisivas para muchas empresas y particulares porque se necesita ser más eficaz”, afirmó.
En este sentido, destacó la necesidad de aprovechar los fondos europeos destinados a la digitalización y modernización del sector. “Necesitamos que ante los fondos europeos que permitan digitalizar la industria, se implanten planes Moves para que se pueda agilizar el mercado y aquí haya un movimiento entre oferta y demanda que lo incentive”, explicó.
El ingeniero también alertó sobre la pérdida de competitividad frente a la industria china, que está presionando a los fabricantes europeos. “No tenemos unos costes para competir con los vehículos chinos. Cuando se monta una fábrica hay que hacerlo de continuo, y si se va produciendo a un ritmo que no se corresponde al ritmo al que vendes, no te queda más remedio que reducir tu capacidad y por lo tanto despedir trabajadores”, advirtió.
Romera añadió sobre los vehículos de la Dana que se requieren mayores sinergias entre ministerios para afrontar los problemas del sector. “El ministro de Interior debe hablar con el de Industria para que se dé de baja a esos vehículos que se han catalogado como perdidos. No es la primera vez que se hacen excepciones a la norma”, señaló.
Por último, criticó la gestión de las ayudas públicas y la falta de coordinación institucional en momentos de crisis. “En el Covid se dieron ayudas de forma rápida que eran necesarias para la supervivencia de muchas pymes, pero dos años después se puso todo el equipo de inspectores para cobrarlas. Ahora con la Dana ha pasado lo mismo, poniendo piedras a las ruedas”, concluyó.



