El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) del Gobierno de España ha publicado la versión definitiva del Plan para la Recuperación y Mejora de la Resiliencia en el territorio afectado por la dana, tras integrar las 109 alegaciones recibidas. El documento final, que suma una inversión total de 1.282 millones de euros (incluyendo obras de alcantarillado), no solo incrementa el presupuesto de prevención y protección, sino que incorpora una visión mucho más restrictiva sobre los usos en zonas inundables y una estrategia enfocada en dar espacio a los ríos y barrancos.
El presupuesto para prevención, preparación y protección en cauces de ríos y barrancos se ha incrementado en 21 millones de euros, pasando de 530 a 551 millones de euros, tras la valoración de las aportaciones técnicas recibidas de administraciones, comités de recuperación y ciudadanos particulares tal y como ha informado Las Provincias.
Una de las incorporaciones más destacadas del Plan final es la atención específica a las defensas en las pedanías del sur de València, Sedaví y Alfafar. El Miteco ha analizado en detalle cómo el desbordamiento principal del barranco del Poyo —producido por la margen izquierda entre Picanya y Paiporta— se encontró con numerosas vías de comunicación que actuaron como barreras, convirtiendo estas zonas en auténticas balsas.
El informe detalla que los caudales desbordados chocaron con estructuras clave como la V-30, la CV-400, la línea de ferrocarril de cercanías C1-C2 y la V-31 (Pista de Silla). El Plan subraya que estas barreras agravaron la inundación en La Torre, Horno-Alcedo y Castellar-El Oliveral, así como en Sedaví y Alfafar.
Especialmente grave fue el caso de La Torre, donde la línea del ferrocarril de Cercanías C1-C2 discurre sobre una plataforma elevada que actúa como un dique. El documento apunta que la «altura del terraplén de la plataforma ferroviaria y su escasa permeabilidad» provocó el mayor nivel de inundación en las zonas más próximas a las vías, al existir únicamente un paso inferior para el drenaje.
Río Magro
El Plan también ha ampliado las actuaciones en la cuenca del río Magro, cuya crecida histórica causó graves daños en numerosas localidades. Tras las alegaciones, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y el Miteco han optado por un estudio más intensivo que busca dar más espacio al cauce para proteger los cascos urbanos.
Una de las principales medidas adoptadas es la ampliación del cauce del Magro, aprovechando el terreno ganado por el río durante la dana. Se contempla dar unos 20 metros más de cauce en Algemesí y utilizar las graveras existentes en Alfarb y Carlet para crear zonas de almacenamiento controlado. Estas zonas de inundación controlada se diseñarán para que «se empiecen a llenar una vez que se haya superado un determinado caudal», optimizando así la reducción de los caudales máximos aguas abajo de Forata.
En la zona de Utiel, donde el río Madre y la rambla de la Torre confluyen con el Magro, el Plan apuesta por soluciones basadas en la naturaleza (SBN), como el estudio de barreras vegetales o la creación de «una gran área de acumulación y laminación de caudales punta» en la zona relativamente llana aguas arriba de la población, para proteger las vías de comunicación importantes (N-330 y CV-470).
La incorporación de las 109 alegaciones ha resultado en la inclusión de un enfoque más restrictivo en la ordenación de los usos en las zonas inundables y la obligación de revisar las cartografías de peligrosidad y riesgo con base en la inundación real de la dana.
Otras aportaciones relevantes solicitan la inclusión de Sistemas de Aviso Temprano (SAT) y de Apoyo a la Decisión en la gestión de embalses (SAD), junto con la mejora de los sistemas de información, reforzando la necesidad de preparar a las poblaciones ante futuros eventos extremos.
Imagen: Tareas de retirada de arbolado en el cauce del río Buñol, en Alborache, provincia de Valencia (CHJ).



