El presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, lanzó hoy un mensaje rotundo ante los 2.500 empresarios reunidos en el Roig Arena: el Corredor Mediterráneo avanza, pero lo hace “a un ritmo inaceptable” y gracias, en gran parte, a la presión de la sociedad civil y del movimiento #QuieroCorredor.
En el que ha sido el octavo y último gran acto empresarial impulsado por el movimiento desde 2016, Boluda anunció que a partir de 2026 estos encuentros dejarán de celebrarse porque “la unidad empresarial y social ya está conseguida”, pero remarcó que la plataforma continuará activa “hasta que exista conexión ferroviaria completa y en ancho internacional desde Algeciras hasta la frontera francesa”.
Durante su intervención, Boluda fue contundente:“Los sucesivos gobiernos de España han incumplido una y otra vez sus promesas. Los territorios del Mediterráneo no pueden seguir esperando”.
El presidente de AVE recordó que, sin la presión de #QuieroCorredor, la infraestructura habría acumulado aún más retrasos:“Sin nuestra acción, muchas obras seguirían en el cajón hasta 2040. Es un hecho”.
Boluda aprovechó el acto para reprochar la falta de visión a largo plazo en asuntos estratégicos:
“Si España no es capaz de alcanzar pactos en infraestructuras, agua, energía, educación o productividad, nos quedaremos atrás. El mundo avanza y nosotros seguimos discutiendo”, advirtió.
Cinco logros clave… y cuatro sombras que amenazan el futuro del proyecto
Boluda destacó los avances conseguidos por el movimiento —unidad empresarial, concienciación social, rigor técnico, voluntad política y cohesión territorial—, pero advirtió que los problemas estructurales siguen ahí:
- Lentitud extrema en la ejecución del proyecto, pese a su impacto en PIB, exportaciones y turismo.
- Cuellos de botella críticos, especialmente el túnel pasante de Valencia, que calificó como “el semáforo ferroviario de Europa”.
- Una infraestructura que nacerá saturada, al no ejecutarse la doble plataforma en la mayor parte del trazado.
- Retrasos en Francia, que ralentizan la futura conexión hacia el corazón de Europa.
“Es irracional que una infraestructura clave para la competitividad del país avance a este ritmo”, subrayó. Boluda dedicó una mención especial a Juan Roig por su papel como mecenas y por convertir el Roig Arena en un símbolo del impulso empresarial valenciano. En un cierre cargado de energía, Boluda llamó a mantener la presión social y empresarial: “Cuando la sociedad civil se organiza, conseguimos lo que nos proponemos. El Corredor Mediterráneo es la prueba”.



