jueves, 4 de diciembre de 2025

Andrés Romera, ingeniero: “Los planes de movilidad sostenible deben ser consensuados con la ciudadanía”

El ingeniero de caminos, canales y puertos Andrés Romera ha puesto sobre la mesa las dificultades técnicas y sociales que rodean la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades españolas. Romera considera que el país no cuenta con un parque automovilístico actualizado que permita aplicar estas políticas de forma justa y efectiva. “La problemática que tenemos es que no hay un parque automovilístico actualizado para poner ZBE en muchas ciudades de España.

«Al final, estas las sufrirán los ciudadanos y no los políticos”, afirmó, lamentando además la falta de participación de asociaciones y agentes sociales en los espacios de decisión: “No se cuenta con la participación de las asociaciones para poder hablar en esa mesa de movilidad”.

Romera también cuestionó la claridad normativa con la que se está desarrollando la implantación de estas zonas. Según explicó, la legislación estatal que regula las ZBE establece directrices “vagas desde el punto de vista técnico”, lo que obliga a cada municipio a diseñar su propio modelo sin una guía homogénea. “El problema de todo esto es que las ZBE tienen una legislación a nivel estatal, con unas directrices un poco vagas, y ahora cada ciudad debe adaptarla a su situación. Es decir, no hay un modelo único para que se implanten en toda España”, subrayó.

En relación con la nueva Ley de Movilidad Sostenible, Romera recordó que esta obliga a todos los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes a elaborar su propio plan de movilidad. Puso como ejemplo el caso de València, donde el plan director elaborado “en los tiempos de Grezzi” nunca llegó a aplicarse: “Aquí debemos analizar todas las cuestiones sobre la incidencia del transporte público en esas zonas restringidas o qué plazas de ‘parking’ hay alrededor”.

El ingeniero detalló que esta normativa diferenciará entre planes simplificados para ciudades de entre 20.000 y 50.000 habitantes y planes amplificados para aquellas que superen los 50.000. Un marco que, según Romera, obligará a los municipios a revisar sus estrategias de movilidad con más profundidad.

Por último, Romera se refirió al caso de Madrid, donde, a su juicio, las ZBE han sido progresivamente mejor aceptadas por la ciudadanía. Atribuyó esta evolución al hecho de que su implantación comenzó potenciando el uso de la bicicleta, pese a que el transporte público no estaba preparado para absorber el incremento de desplazamientos. “En los últimos años, en Madrid, ha habido una mayor aceptación porque en primera instancia se hizo con la idea de primar el ciclismo, cuando el transporte público no daba abasto para que mucha gente pudiera acceder a la ciudad y a esa zona a trabajar, donde el movimiento de personas era muy grande”, explicó.

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