Agenda Satánica, por Enrique Benavent

Artículo de opinión- Enrique Benavent

Vuelve el terror diabólico a las pantallas: El exorcista del Papa de Julius Avery en la que Russel Crowe da vida al padre Gabriel Amorth fue uno de los mayores éxitos en taquilla del 2023. Esta misma semana se ha estrenado La primera profecía precuela de la aclamada La profecía, inicio de la trilogía en torno a la maldición de Damien, el hijo del diablo.

El problema de la proliferación de esta clase de películas es que Hollywood tiene tendencia a banalizar la figura del diablo. Como bien saben los teólogos una de las mejores armas del maligno es hacernos creer que no existe. Por eso resulta llamativo lo poco que se ha hablado de la excelente Nefarious estrenada ahora hace un año. Sin los efectos especiales que caracterizan a estas películas, en Nefarious se plantea muy seriamente el caso de un asesino en serie poseído por el diablo, al que un psicólogo entrevista poco antes de que sea ejecutado. En un momento dado el espíritu que ha poseído al asesino le espeta al psicólogo: “Él os hizo a Su imagen, pero nosotros os hacemos a la nuestra. Nuestro plan es herirle destruyendo lo que ama, que sois vosotros”.

Esa es precisamente la meta del diablo, destruir y pervertir lo que Dios ha creado. Por ello no está de más repasar el relato de la Creación en el libro del Génesis: «Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla» (Gen. 1, 27.28). A buen entendedor pocas palabras: Dios creó al hombre como rey de la creación, varón y hembra los creó, con el madamiento de crecer, multiplicarse y llenar la tierra. La agenda del diablo es precisamente pervertir los designios de Dios: que el hombre no sea el rey de la creación sino una pieza más, como los animales y las plantas; que desobedezca el mandato de crecer y multiplicarse con el pretexto de que ha de limitar su crecimiento porque la madre tierra no podrá darle sustento y su crecimiento ilimitado pondrá en riesgo la naturaleza. Y, finalmente, si Dios los creó hombre y mujer, habrá que suprimir el sexo biológico sustituyéndolo por artificiosas identidades. ¿Les suena?

Este diabólico plan recoge los fundamentos de la doctrina woke,  una auténtica religión sin dios como la ha calificado el filósofo Jean François Braunstein en el el excelente ensayo que lleva precisamente ese título La religión woke. Pero lo más aterrador es que este movimiento irracional e identitario, surgido en las universidades de Estados Unidos, que está poniendo en jaque la civilización occidental, ha traspasado el ámbito universitario inspirando los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por las Naciones Unidas comumente conocidos como Agenda 2030.

Olvídese, estimado lector, de terroríficas escenas con niñas levitando, con su cabeza girando 360º y vomitando un mejunje verdoso. Y la próxima vez que escuche a unos de esos políticos bien trajeados predicando las bondades de la Agenda 2030, acuérdese de las palabras de Nefarious y comienze a asustarse de verdad.

Deja tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *