Un día después de recibir el respaldo del 99,24% de los votos como presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha desgranado este domingo su propuesta de gobierno para España durante el discurso de clausura del congreso de su partido, respondiendo directamente a la petición de claridad formulada por el expresidente José María Aznar el día anterior. Feijóo, que acaba de ser refrendado como líder del PP con el 99% de los votos, prometió un Gobierno en solitario, buscando alianzas parlamentarias sin establecer «cordones sanitarios» a ningún partido, con una única excepción: Bildu.
Ante la cúpula popular, Feijóo fue explícito sobre sus intenciones. «¿Qué gobierno habrá?», planteó, para responder: «Solo hay dos opciones: Sánchez o yo. No hay más». Este mensaje, dirigido a los votantes de la extrema derecha, busca consolidar el voto útil. Confirmó su aspiración a un Ejecutivo monocolor, argumentando que «el único Gobierno de coalición no ha funcionado». A continuación, el líder popular aclaró su postura respecto a Vox: «¿Vamos a establecer un cordón sanitario a Vox como nos pide la izquierda? No. Es la tercera fuerza política, sus votantes merecen un respeto y yo no estoy dispuesto a arrinconarles».
Respecto al PSOE, Feijóo marcó importantes matices. Aunque se negó a un «cordón sanitario» total, afirmó que con «este» PSOE, el «sanchismo», es imposible pactar. Sin embargo, dejó abierta la puerta a futuros consensos con otro Partido Socialista, no liderado por Pedro Sánchez. La única línea roja absoluta que el político gallego se comprometió a mantener es hacia Bildu, una declaración que provocó una ovación de los presentes en el congreso.
Feijóo también abordó la polémica cuestión de pactar con los independentistas si le faltaran votos para la investidura. En ese escenario, no se cerraría a negociar, aunque matizó que cualquier acuerdo estaría estrictamente delimitado por la ponencia política aprobada en el congreso, sin firmar nada que la contradiga. «A mí no se me da bien someterme al independentismo», afirmó, precisando que su relación con los nacionalistas se basaría en la «claridad» y la «vigilancia», sin consentir «más desafíos a nuestro país» fuera de la ley y la Constitución.
En otro de los puntos que generó el aplauso de los compromisarios, Feijóo abordó la inmigración con mensajes que sonaron más duros, en línea con el debate con Vox. «Hemos de reducir la inmigración ilegal. ¿Parece razonable, no? ¿Cómo lo ilegal va a tener garantías o va a tener derechos?», defendió en referencia a los inmigrantes irregulares. Pese a reconocer el papel de la inmigración en el envejecimiento demográfico de España y rechazar el «discurso del odio», los mayores aplausos llegaron cuando fue más contundente: «Aquí no vale todo. El respeto es el mínimo exigible y la convivencia se asegura con leyes y control. ¡A quien viene a otra cosa, le diremos con claridad: aquí no!».
El líder del PP insistió en su pretensión de gobernar desde la «centralidad», pero incluyó guiños ideológicos a la extrema derecha, reflejados también en la ponencia política del congreso. Defendió la posibilidad de combatir la violencia machista «sin criminalizar a todo el género masculino» y «sin convertir a los hombres en un enemigo en potencia», además de criticar el «infierno fiscal» español.
Imagen: Cuenta de X del PP.



