En un movimiento que ha tomado por sorpresa a la comunidad internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes un «alto el fuego total» entre Israel e Irán, asegurando que entraría en vigor en solo seis horas. A través de su red social Truth, Trump detalló un plan por fases para las próximas 24 horas y dio por terminado el conflicto entre ambos países, al que él mismo ha bautizado como «la guerra de los 12 días», iniciada el pasado 13 de junio con bombardeos israelíes sobre Teherán.
La sorprendente declaración del presidente estadounidense llegó con un efusivo «¡FELICIDADES A TODOS!», afirmando que tanto Israel como Irán habían pactado el cese de hostilidades, efectivo a la medianoche de Washington (6:00 AM en la España peninsular). La hoja de ruta esbozada por Trump establece que Irán iniciaría oficialmente el alto el fuego, y 12 horas después sería el turno de Israel. «Cuando hayan pasado esas 24 horas, el mundo anunciará oficialmente el FIN DE LA GUERRA DE LOS 12 DÍAS», escribió. Sin embargo, ni las autoridades israelíes ni las iraníes confirmaron de inmediato haber alcanzado dicho acuerdo, lo que añade una capa de incertidumbre al anuncio.
Este desarrollo se produce apenas dos días después de que Estados Unidos lanzara una campaña de bombardeos sobre presuntas bases nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Ishafán. Trump había celebrado ese ataque como un «éxito espectacular», declarando que las instalaciones de enriquecimiento de uranio estaban «total y completamente destruidas», una afirmación que las propias autoridades estadounidenses no pudieron confirmar al día siguiente. La tensión escaló rápidamente tras esos ataques.
La respuesta de Irán a los bombardeos estadounidenses llegó este mismo lunes, aunque de forma medida: el lanzamiento de misiles sobre la base militar estadounidense más grande de Oriente Próximo, situada a las afueras de Qatar. Según Trump, el ataque no causó víctimas y 13 de los 14 proyectiles fueron interceptados. Reportes como los de The New York Times sugieren que Irán comunicó sus intenciones a las autoridades cataríes y de Washington antes del lanzamiento, lo que indica una posible intención de no causar el mayor daño posible, sino más bien de ofrecer una respuesta simbólica a la provocación.
Los mercados internacionales respondieron positivamente a esta escalada controlada de Irán y, posteriormente, al inesperado anuncio de alto el fuego de Trump. Con un tono de auto-felicitación, el presidente republicano celebró el fin de lo que considera una «guerra que podría haber durado años y destruido todo Oriente Próximo». Su mensaje final, «¡Que Dios bendiga a Israel, que Dios bendiga a Irán, que Dios bendiga Oriente Próximo, que Dios bendiga a Estados Unidos de América y que Dios bendiga al mundo!», cierra un capítulo de alta tensión, aunque la ausencia de confirmación oficial por parte de los implicados mantiene en vilo el panorama geopolítico de la región.



