martes, 30 de diciembre de 2025

Trump: «España quiere ir un poco de gorra y les vamos a hacer pagar el doble»

La cumbre de la OTAN en La Haya (Países Bajos) se ha visto marcada por un contundente enfrentamiento entre Estados Unidos y España, después de que el presidente Donald Trump amenazara directamente con “hacer pagar el doble” a España a través del comercio, como represalia por su negativa a comprometerse con el objetivo del 5% del PIB en gasto de defensa. Mientras el presidente español, Pedro Sánchez, ha defendido haber salvado al país de un gasto militar “descomunal”, la postura de España la ha convertido en la única nación aliada en rechazar explícitamente esta exigencia. Al final, a pesar de tanto supuesto enfrentamiento dialéctico y grandes titulares, España se ha adherido a la declaración de la OTAN para gastar el 5% del PIC en Defensa, pero el presidente se mantiene en su posición del 2,1%.

Donald Trump no dudó en arremeter contra España en su rueda de prensa de clausura, calificando de tremendo” que sea “el único que se niega a pagar” y a cumplir con el compromiso del 5%, manteniéndose en el 2%. El presidente estadounidense aseguró que, dado que España “quiere ir un poco de gorra”, “lo vamos a compensar” y “les vamos a hacer pagar el doble” a través de negociaciones comerciales, aunque sin mencionar directamente la palabra «aranceles». Estas declaraciones llegan a solo dos semanas de que expire el plazo impuesto por Washington para la entrada en vigor de aranceles sobre el bloque europeo. Las críticas de Trump fueron secundadas por su secretario de Estado, Marco Rubio, quien en una entrevista con Político calificó la postura española de “insostenible” y “recalcitrante”, atribuyéndola a desafíos políticos internos y lamentando que un país con la capacidad de España no contribuya más.

Desde su propia comparecencia, Pedro Sánchez, a pesar de las críticas internacionales y una imagen de cierto aislamiento en la cumbre, se mostró satisfecho con el resultado. El presidente español explicó que había logrado evitar un desembolso extraordinario de hasta 300.000 millones de euros en defensa hasta 2035, que, según él, habría supuesto “recortes en sanidad y educación”.

El desafío lanzado por Sánchez en la cumbre de la OTAN no solo tuvo repercusiones internacionales, sino que también fue utilizado por el presidente español para intentar reforzar su posición interna. En un momento de extrema debilidad por los casos de corrupción que afectan a su círculo más cercano en el PSOE –como el reciente informe de la UCO sobre Santos Cerdán y Koldo García, Sánchez aprovechó para marcar distancias con la oposición. Venía a sugerir que, si el PP estuviera en el Gobierno, España habría cedido a la imposición del 5% de gasto en defensa, un escenario que, según él, supondría un “absoluto error para España” y que contrastaba con la decisión de su Ejecutivo de “ir por la vía de las capacidades [militares]”.

Simultáneamente, y en un contexto más allá de la postura de Trump, la cumbre mostró cómo la mayoría de los países aliados, aunque sin un compromiso firme con el 5%, parecían contentos con que Sánchez hubiera firmado la declaración final. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, incluso bromeó sobre la situación financiera de su país al comprometerse al 5% mientras España, con una deuda y déficit menores, no lo hacía.

Desde la oposición en España, el PP y Podemos habían criticado duramente a Sánchez por firmar la declaración que asumía ese 5% (sin especificar el cumplimiento de todos los aliados). Sin embargo, tras la intervención de Trump, el PP matizó su postura, declarando que no estaban “ni con el presidente que miente ni con el que amenaza”.

La cumbre también puso en evidencia la palpable distancia entre Trump y Sánchez. Según el propio presidente español, ni siquiera se saludaron, aunque él atribuyó la situación a la casualidad y su decisión de sentarse rápidamente en el plenario para evitar una posible confrontación pública. Sánchez optó por mostrar su rechazo a la exigencia de Trump en los papeles, a través de su intercambio de cartas con Mark Rutte, evitando así la imagen de un choque directo y manteniéndose alejado de la mayoría de los líderes ante las cámaras.

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